Integración sensorial: función, tareas, rol y enfermedades

La integración sensorial se refiere a la interacción de diferentes sistemas o cualidades sensoriales.

¿Qué es la integración sensorial?

La integración sensorial es un proceso que ocurre en todas partes en el cerebro. Incluye, por ejemplo, visión, audición, llaves, olor, movimiento y percepción corporal. Integración sensorial (SI) es el término utilizado para describir tanto el orden de las impresiones sensoriales como un concepto terapéutico desarrollado por el psicólogo y terapeuta ocupacional Dr. A. Jean Ayres en las décadas de 1960 y 1970. Observó que hay niños que sufren de un patrón de perturbación, pero donde no se puede probar ningún daño. La integración sensorial es un proceso que ocurre en todas partes en el cerebro. Incluye, por ejemplo, vista, oído, llaves, olor, movimiento y percepción corporal. La forma en que el cuerpo procesa estos estímulos varía de un individuo a otro y depende de la calidad de los sistemas sensoriales. La integración sensorial es, por tanto, la base para aprendizaje, hablando y actuando. La información que uno recibe a través de los sistemas sensoriales se procesa en el cerebro y luego se traduce en acciones apropiadas. La integración sensorial comienza durante el embarazo y se desarrolla muy rápidamente, especialmente a principios de la infancia. Esto es extremadamente importante porque en los primeros años, los sistemas sensoriales están interconectados y se forma la base para el lenguaje, la agencia, el comportamiento social, el movimiento coordinado y la imaginación.

Función y tarea

La información sensorial de los sentidos cercanos juega un papel muy esencial, especialmente en los primeros años de vida. Los sentidos cercanos proporcionan al cerebro información sobre el cuerpo y la posición que ocupa en el entorno. Se hace una distinción entre:

  • Tacto o sentido táctil (sentido táctil).
  • Sentido de equilibrar (sentido vestibular).
  • Sentido de movimiento y fuerza (sentido propioceptivo).

Si un niño en los primeros años de vida es capaz de procesar muy bien las diferentes experiencias sensoriomotoras, puede desarrollar una imagen diferenciada respecto a los límites o posibilidades del cuerpo. Esta imagen también se llama esquema corporal. Si la información sensorial se puede ordenar y juntar en el cerebro, este proceso se llama "integración sensorial". Es necesaria una buena integración sensorial para poder orientarse en el entorno. Para ello, se debe procesar toda la información del entorno o del cuerpo. Luego, esta información es recibida por los receptores ubicados en los órganos sensoriales. Éstas incluyen:

  • Los corpúsculos táctiles del piel, que son importantes para el tacto.
  • Receptores en el articulaciones y husillos musculares para obtener información sobre el rango de movimiento.

Posteriormente, las vías nerviosas transmiten la información a diferentes centros cerebrales, la mayoría de los cuales se procesan de forma inconsciente y automática. Procesos importantes ya tienen lugar en el tronco encefálico, la sección más baja del encéfalo. Aquí, por ejemplo, se procesan los estímulos de equilibrio para que la adaptación a los cambios de posición sea posible automáticamente. El procesamiento inconsciente es importante porque necesitamos nuestra atención para un mayor rendimiento.

Enfermedades y trastornos

Si se altera la interacción de las modalidades sensoriales, se producen trastornos de integración sensorial. El trastorno de integración sensorial se refiere a una disfunción neurológica leve en la que la información sensorial no puede procesarse adecuadamente. Como resultado, la persona no puede adaptar su comportamiento a los requisitos y reacciona con menos determinación y sensatez. Las manifestaciones son muy diferentes. Por ejemplo, la tensión básica de los músculos puede ser hipotónica, es decir, demasiado baja, por lo que los afectados deben realizar un esfuerzo consciente para mantener la estabilidad postural. Sin embargo, la atención necesaria ya no está disponible para otras actividades. Los niños que la padecen parecen muy flácidos y están inquietos. Otros niños, por otro lado, no pueden planificar sus movimientos a propósito y, por lo tanto, son extremadamente torpes. Otro trastorno se manifiesta en hipersensibilidad vestibular, también conocido como trastorno de modulación. En este caso, el niño es incapaz de inhibir o filtrar los estímulos; si el niño se pone a la defensiva táctil, evita toques inesperados de personas o materiales que tienen una cualidad de estímulo difuso. Los niños reaccionan de manera defensiva y agresiva a tales toques. Por tanto, se evitan situaciones como los viajes en metro o las colas de espera, que también pueden provocar ansiedad social. La defensividad vestibular es una forma extrema de miedo a las alturas provocada por actividades como andar en bicicleta o columpiarse. Los niños que padecen un trastorno de integración sensorial a menudo muestran los siguientes síntomas:

En la infancia:

  • Actitud defensiva o irritada al tacto.
  • Defensa o comportamiento irritado ante cambios en la situación
  • Inquietud y episodios de llanto y niveles de actividad muy bajos
  • Problemas para tragar y chupar
  • Alteraciones del ritmo sueño-vigilia

En la infancia o la edad escolar:

  • Sensibilidad de sonido
  • Falta de cuerpo o confianza en uno mismo
  • Niños "torpes"
  • Retraso en el desarrollo motor
  • Desarrollo lingüístico retrasado
  • Estrés y problemas de conducta.
  • Hipo o hiperactividad
  • Trastornos del aprendizaje o del rendimiento parcial

Los trastornos de la integración sensorial son el resultado de una amplia variedad de procesos. Por ejemplo, pueden ocurrir debido a la falta de estímulos del desarrollo. Por lo tanto, el movimiento y el juego activo son, por ejemplo, extremadamente importantes para el desarrollo. Por lo demás, los niños tienen pocas oportunidades de experimentar experiencias sensoriales y experimentan poco contacto físico. Pero la sobreestimulación por estímulos también puede causar un trastorno. Como resultado, el procesamiento se interrumpe y los estímulos solo se transmiten de forma incompleta. Los adultos también pueden sufrir un trastorno de integración sensorial, por lo general, también tuvieron problemas cuando eran niños en el área de la percepción o no fueron lo suficientemente desafiados y alentados.