Pronóstico | Dolor pélvico

Pronóstico

El pronóstico de dolor pélvico depende en gran medida de la causa subyacente. Dado que tal dolor es generalmente inofensivo, el pronóstico es muy bueno. En particular, dolor causado por contusiones, dislocaciones o bloqueos articulares a menudo desaparece por sí solo en unos pocos días.

Las enfermedades infecciosas de los órganos pélvicos también tienen un buen pronóstico, ya que las medidas médicas actuales permiten un tratamiento rápido y específico. En el caso de las enfermedades malignas, la etapa en la que se encuentra el paciente es muy importante. En las primeras etapas de células cancerosas a menudo hay una buena posibilidad de recuperación, en etapas posteriores el pronóstico es correspondientemente peor. Esto también depende de la edad del paciente y del estado general de salud.

Profilaxis

No hay profilaxis general para evitar dolor pélvico. Sin embargo, una actividad física suficiente y ejercicios de fortalecimiento específicos para los músculos pueden ayudar a minimizar el riesgo de bloqueos articulares u otras molestias del sistema musculoesquelético. Para evitar infecciones de los órganos de la pelvis, se debe observar una buena higiene, pero no excesiva.

Para evitar enfermedades de transmisión sexual, los condones deben usarse durante las relaciones sexuales, especialmente fuera de una pareja estable. Es poco probable que las enfermedades malignas se prevengan con medidas profilácticas. En la mayoría de los casos, se basan en cambios genéticos que no pueden ser influenciados por el propio paciente.

Diagnóstico

Una minuciosa examen físico es necesario para el diagnóstico de dolor pélvico. El médico observará de cerca la parte relevante del cuerpo y buscará signos externos. Varias pruebas ortopédicas pueden proporcionar información sobre si el dolor es causado por un bloqueo articular o similar.

Además, el médico puede palpar los órganos abdominales y pélvicos y detectar dolor. Un ultrasonido También se puede realizar un examen para observar los órganos abdominales. Una muestra de orina o de heces puede ayudar si existe la sospecha de una enfermedad infecciosa del vejiga o intestino.

Si todos estos exámenes no son notables, también se pueden solicitar imágenes. Por ejemplo, la tomografía computarizada (TC) es particularmente buena para evaluar los huesos y la resonancia magnética (MRI) es particularmente buena para evaluar los tejidos blandos. Dependiendo de los hallazgos resultantes de estos exámenes, el médico iniciará la terapia adecuada.