Agresión: función, tareas, rol y enfermedades

La palabra agresión se usa a menudo de manera crítica en la vida cotidiana. Por el contrario, las definiciones psicológicas proporcionan un hecho puramente descriptivo. El comportamiento agresivo no debe entenderse principalmente como una enfermedad. Nota: Este artículo analiza la "agresión" como un proceso corporal natural en los seres humanos, por ejemplo, como defensa y reacción defensiva en una situación peligrosa. Si, por el contrario, te interesa la agresión como síntoma, te recomendamos este artículo: La agresión como síntoma y patrón de queja de diversas enfermedades.

¿Qué es la agresión?

El uso de la palabra agresión no es uniforme. Las definiciones en psicología establecen este término en su esencia como un comportamiento dirigido hacia el daño. La atención se centra en las actitudes externas más que en las emociones. El daño y la intención son las características comunes en la comprensión psicológica del lenguaje. La comprensión cotidiana, por otro lado, significa sentimientos hostiles internos y, por lo tanto, pone el énfasis en la emoción. No existe una conexión fija entre los dos significados. El comportamiento agresivo se presenta en diversas manifestaciones. La intención es decisiva. Una acción de adversario ocurre físicamente (golpear, etc.), verbalmente (gritar a alguien, etc.), no verbalmente (miradas malignas, etc.) o relacionalmente (excluir a alguien, etc.). Las emociones agresivas también se manifiestan de diferentes formas. El impulso de dañar o herir genera un impacto negativo hacia otras personas. Un impulso hostil se expresa como impulso emocional (ira, etc.), como gratificación (regodeo, etc.) o como actitud (odio, etc.). Tanto el nivel conductual como el emocional se pueden medir científicamente.

Función y tarea

La función de una respuesta de ataque es cumplir con los comportamientos individuales o colectivos. Puede estar relacionado con amenazas, retrocesos, lesiones físicas o incluso con la muerte. Las causas se encuentran principalmente en el impulso de la autoafirmación personal o en el miedo, la rivalidad y la frustración. Así, la naturaleza del ser humano establece características no demostrables en los animales: Agresión por obediencia, por imitación o por arbitrariedad. Durante mucho tiempo, los tres enfoques clásicos de la teoría pulsional, la teoría de la frustración y la aprendizaje La teoría determina explicaciones para el comportamiento agresivo humano. Según la teoría pulsional, existe una fuente innata en el organismo que genera constantemente impulsos agresivos. Según la teoría de la frustración, las motivaciones agresivas no surgen de manera espontánea, sino como reacción a eventos perturbadores e indeseables. De acuerdo con la aprendizaje En teoría, el comportamiento agresivo está determinado por las leyes de aprendizaje (aprender del éxito, aprender del modelo). Hoy estas teorías están desactualizadas. Hoy en día, la ciencia se está moviendo predominantemente hacia modelos explicativos multicausal. Se centran en la interacción de varias causas. De esto se distinguen acciones finales como golpear, empujar, morder, etc., para las que la agresión es característica en cierta medida. Sin embargo, no están vinculados a funciones agresivas. Por tanto, el comportamiento hostil es un comportamiento polivalente. El beneficio del comportamiento agresivo de usos múltiples puede ser satisfacer los propios deseos o ejercer el poder. Así, se logra un éxito, que puede solidificarse en un hábito de actuar. Otro beneficio es el enriquecimiento material. Es bien conocido el caso del ladrón de bancos que roba un banco. También puede ser beneficioso obtener atención y reconocimiento. En algunas culturas, la violencia se considera honorable y, por tanto, suscita admiración, mientras que su omisión se castiga con desprecio. Un beneficio de la acción hostil también puede residir en la defensa y la autoprotección, al evitar ataques o disturbios. Aquí, el comportamiento hostil tiene el carácter de defensa.

Enfermedades y dolencias

La tensión mental y emocional asociada con la agresión causa dolencias físicas. Músculos y articulaciones tensar y reducir sangre flujo, que es importante para la sangre y oxígeno suministro. Como resultado, el articulaciones, la espalda y la mandíbula se ponen tensas, lo que desencadena dolor. Los síntomas físicos se manifiestan en alteraciones del sueño, piel problemas, fluctuaciones de peso, hipertensión y estómago problemas. Hacer frente a una situación de conflicto a través de la confrontación se manifiesta en malos sueños y desencadenantes ataques de pánico. En estas situaciones estresantes, el cuerpo reacciona aumentando la producción de grasa en el piel, Que puede Lead a acnéLos estados de agotamiento como resultado de la compulsión emocional también pueden Lead a los trastornos alimentarios. Por el contrario, los procesos internos impulsivos desencadenan un aumento corazón Velocidad. La regulación de sangre la presión puede dañarse permanentemente y causar daños crónicos. Corazón Las enfermedades y los ataques cardíacos son posibles consecuencias. La presión permanente sobre el corazón daña el corazón a largo plazo. El cuerpo también es responsable de vaciar el estómago. Mucha gente sufre demasiado estómago ácido durante las discusiones. Esto puede causar desgarros en el revestimiento del estómago y sangrado del estómago. El cuerpo envía señales de emergencia desde el sistema cardiovascular como consecuencia automática. Los arrebatos prolongados de ira tienen diferentes efectos en diferentes partes del cuerpo humano. Un mental permanente estrés causada por la agitación interna sobrecarga la cerebro, que no se puede recuperar. Un estado de alarma permanente priva a la persona de la energía para ejercer el autocontrol. Como resultado, esto a su vez puede desencadenar ataques de ira. Un fuerte interior estrés y la producción de adrenalina durante enfrentamientos masivos debilita la sistema inmunológico. No proporciona una defensa adecuada contra los irritantes. Reacciones alérgicas, urticaria o herpes son posibles como consecuencias dañinas. La conexión entre agresión y enfermedad a menudo no es reconocida por la persona afectada.