Rotura del ligamento cruzado anterior en un niño

Sinónimos

Rotura del ligamento cruzado anterior, rotura del LCA, lesión del ligamento cruzado anterior

Definición

Un desgarro anterior ligamento cruzado en un niño es, como en los adultos, una interrupción completa o, en el caso de un desgarro, una interrupción incompleta de la continuidad del ligamento cruzado anterior (ligamentum cruciatum anterius) en el articulación de la rodilla. Los ligamentos del cuerpo humano consisten en tensos tejido conectivo dispuestas en fibras firmes. Por naturaleza, estos ligamentos son muy estables y adecuados para soportar cargas elevadas.

Al comparar las estructuras anatómicas del articulación de la rodilla en los niños con los de los adultos, no hay diferencias en la estructura excepto en el tamaño. Por tanto, los niños se ven afectados casi con la misma frecuencia por lesiones articulación de la rodilla como, por ejemplo, ligamentos cruzados anteriores rotos. El anterior ligamento cruzado es una parte del aparato ligamentoso que asegura la articulación de la rodilla.

Se encuentra dentro del cápsula articular y, junto con el posterior ligamento cruzado (ligamentum cruciatum posterius) y la parte posterior menisco ligamento (ligamentum meniscofemorale posterius), forma los ligamentos internos de la articulación. El ligamento también conecta el fémur con la tibia. Además de los ligamentos internos, también están los ligamentos externos (colaterales), es decir, los ligamentos colaterales externos e internos.

Como su nombre indica, estas estructuras fibrosas están ubicadas en el exterior de la articulación y fuera de la cápsula articular. Mientras que el ligamento colateral externo se conecta muslo (fémur) y peroné, el ligamento colateral interno conecta el muslo (fémur) y la tibia. Los ligamentos internos, y entre ellos los ligamentos cruzados, son los principales responsables de la cohesión y estabilidad del cuerpo articular, ya que de otro modo el fémur se saldría de la cavidad plana de la tibia.

Además, los ligamentos cruzados restringen la movilidad en la articulación de la rodilla y, por lo tanto, proporcionan aún más estabilidad. Cuando se mueve la articulación, los ligamentos se envuelven entre sí cuando se giran hacia adentro y se desenrollan cuando se giran hacia afuera. Además de las funciones mecánicas, los ligamentos internos también contribuyen a la función sensorial (propiocepción) detectando la posición de la articulación en el espacio a través de terminaciones nerviosas especializadas y transmitiendo esta información al cerebro mediante el médula espinal.

Debido a su posición, los ligamentos cruzados, especialmente el ligamento cruzado anterior, son bastante susceptibles a lesiones como estiramientos excesivos o desgarros (roturas). Los ligamentos desgarrados en la articulación de la rodilla se encuentran entre las lesiones más comunes, pero generalmente son fáciles de tratar. Sin embargo, el tratamiento suele ser más difícil para los niños que para los adultos.