Ligamento cruzado

El cuerpo humano tiene dos ligamentos cruzados en cada rodilla: un ligamento cruzado anterior (ligamentum cruciatum anterius) y un ligamento cruzado posterior (ligamentum cruciatum posterius). El ligamento cruzado anterior se origina en la parte inferior del articulación de la rodilla, la tibia, y se extiende hasta la parte superior de la articulación, el fémur. Se extiende desde el centro frontal de la llamada meseta tibial (Área intercondylaris anterior tibiae) hasta la parte exterior de la muslo hueso.

Esto forma dos pilares en el área de la articulación de la rodilla, por así decirlo, con el ligamento cruzado anterior tirando hacia el pilar externo (cóndilo lateral femoral) y adhiriéndose allí al lado interno. El ligamento cruzado posterior es más fuerte que el ligamento cruzado anterior y se origina en el pilar interno del cóndilo femoral (Condylus medialis femoris), desde el interior del cual se extiende hasta el centro posterior de la meseta tibial (Área intercondylaris posterior tibiae). Los ligamentos cruzados en su totalidad sirven para estabilizar el articulación de la rodilla para mantener el huesos involucrados - la tibia y el fémur - en posición.

También tienen la función de guiar los movimientos de rotación (rotación) cuando la articulación de la rodilla está doblada. En particular, los ligamentos cruzados se utilizan para inhibir la rotación interna excesiva (rotación interna). Los desgarros del ligamento cruzado se encuentran entre las lesiones más comunes de los ligamentos de la rodilla, por lo que el ligamento cruzado anterior suele verse afectado.

En Alemania, hay alrededor de 30 desgarros del ligamento cruzado por cada 100,000 por año. Las roturas del ligamento cruzado son causadas por fuerzas que son más fuertes que la fuerza o la extensibilidad de los ligamentos. Son típicas las lesiones agudas durante los deportes (p. Ej. correr o correr), ya que los ligamentos cruzados pueden romperse fácilmente debido a los movimientos de rotación resultantes en la articulación de la rodilla en combinación con la flexión hacia adentro (tensión en valgo) o hacia afuera (tensión en varo).

Otros movimientos que pueden causar un ligamento cruzado desgarrado son la flexión o extensión excesiva de la articulación de la rodilla. No solo lesiones deportivas, pero también los accidentes de tráfico pueden causar un ligamento cruzado desgarrado. Son típicos los traumatismos por impacto de rodilla (lesión en el tablero de instrumentos) en los que la rodilla doblada del conductor o pasajero golpea el tablero con tal fuerza que generalmente resulta en un ligamento cruzado desgarrado.

Un ligamento cruzado desgarrado se manifiesta en forma de dolor, hinchazón, derrame articular sanguinolento (moretón) y deterioro de la estabilidad de la rodilla. Normalmente, los llamados fenómenos de cajón se pueden detectar en la persona afectada, por lo que la parte inferior pierna es desplazable hacia el muslo.