Inteligencia emocional: función, tareas, rol y enfermedades

La inteligencia emocional se diferencia esencialmente de la inteligencia general en tener una vida emocional marcadamente fuerte. Esta expresión incluye tanto la propia vida emocional como la de otras personas y puede ser un factor decisivo para el éxito personal.

¿Qué es la inteligencia emocional?

La inteligencia emocional se diferencia esencialmente de la inteligencia general en tener una vida emocional marcadamente fuerte. Mientras que la inteligencia general se refiere más a factores racionales y lógicos del pensamiento, la inteligencia emocional muestra la expresión y percepción especial en el campo de los sentimientos. El concepto de inteligencia emocional fue introducido por primera vez en psicología en 1990 por varios científicos. La inteligencia emocional se hizo popular en 1995 por el psicólogo David Goleman. Desde los inicios del debate científico, se han realizado numerosos estudios sobre el tema, que podrían demostrar que muchas veces en la vida una inteligencia emocional (EQ) puede ser más determinante para el éxito personal en las relaciones y también la profesión que la inteligencia general (IQ). .

Función y tarea

Las emociones acompañan a los humanos desde que nacen. Ya sea tristeza, alegría, deseo, ira, odio o incluso ira y amor, sin sentimientos una vida difícilmente no puede irse. La inteligencia de las emociones, sin embargo, resulta ser una característica especial, porque quienes tienen una alta inteligencia emocional no solo pueden percibir sus propios sentimientos de manera más concreta y clara, sino también los de otras personas. Muchas personas sin inteligencia emocional a menudo se sienten a merced de sus propios sentimientos. Un hecho que muchas veces lleva al interesado a luchar contra sí mismo y a no ser capaz de aceptar y abrazar sus sentimientos, como los celos, la envidia y el enfado. La circunstancia es diferente cuando la percepción personal del propio mundo emocional es fuertemente pronunciada. La resistencia a uno mismo, que a menudo se transfiere a otras personas, puede aceptarse y procesarse incluso después de mucho tiempo. En tal proceso, una persona emocionalmente inteligente aprende a lidiar con sus sentimientos de una manera específica, así como a controlarlos y a mostrárselos, principalmente con intenciones positivas, a los demás también. Básicamente, hay cuatro áreas básicas de la inteligencia emocional: la percepción, el uso, la comprensión y la influencia de las emociones. La percepción se refiere aquí tanto a los sentimientos propios como a los extraños. Esto incluye la postura corporal, la voz, los gestos y las expresiones faciales de una contraparte. El uso de las emociones percibidas, en cambio, resulta importante a la hora de resolver problemas, entre otras cosas. La evaluación y el análisis, así como los posibles cambios emocionales, caen nuevamente dentro de la categoría de comprensión de las emociones. Finalmente, es útil saber cómo mejorar las propias emociones y las de los demás a través de la influencia personal. Aquellos que tienen un alto nivel de EQ (cociente emocional) pueden influir positivamente en sus carreras profesionales y las relaciones dentro de ellos, así como en sus relaciones privadas. Las empresas ya se centran en cuán pronunciada es la inteligencia emocional en el posible nuevo empleado durante las solicitudes de empleo y las entrevistas. A menudo, esto se asocia con las llamadas habilidades blandas, un factor que puede ser más decisivo que un pensamiento lógico pronunciado cuando se trata de gestión de personas, puestos de liderazgo y relaciones comerciales. Lo esencial aquí es que la capacidad de empatizar con otras personas no solo puede Lead a una mejora del clima laboral o al crecimiento económico de la empresa. También el propio bienestar puede incrementarse de manera significativa y eficaz y las relaciones privadas pueden mejorarse. Por ejemplo, un EQ alto resulta de gran ayuda cuando la pareja expresa sentimientos a través de su postura corporal, gestos o expresiones faciales, que a veces se malinterpretan en el primer momento. Una persona emocionalmente inteligente, por otro lado, desarrolla un fino sentido para esto y, por lo general, obtiene rápidamente una comprensión de la pareja. Como resultado, los malentendidos y los posibles puntos de conflicto se pueden despejar mucho más rápidamente.

Enfermedades y quejas

Dependiendo de la presencia personal, una alta inteligencia emocional bien puede Lead a las quejas mentales. Si la expresión es fuerte, existe la posibilidad de que solo los sentimientos negativos de los demás se hagan propios. Este es un estresante condición para los afectados, que pueden Lead a cambios de humor e incluso depresión.. La propia falta de comprensión de los arrebatos emocionales que ocurren o las emociones reprimidas puede conducir a estrés. Además, existe el riesgo de que una persona emocionalmente muy inteligente manipule a otras personas en un sentido negativo para lograr un objetivo personal. Esto, a su vez, puede dar lugar a conflictos con diversos grados de gravedad. Otras quejas causadas por una inteligencia emocional percibida erróneamente (desde el exterior o uno mismo) son apatía, deseo de venganza, timidez, arrebatos emocionales inapropiados, dolores de tensión, desarrollo de sentimientos de culpa y tendencia al perfeccionismo y adicciones, como adicción al juego o drogas. En consecuencia, una persona no solo puede dar vida a los aspectos positivos a través de la Inteligencia Emocional, sino que a veces puede sufrir tanto que la orientación terapéutica puede ser necesaria. A terapia forestal luego se ocupa a su vez de la percepción objetivo, así como de la influencia personal de los sentimientos que ocurren en diversos grados, con el fin de comprenderlos y poder comunicarlos mejor al mundo exterior.