Fístula anal: descripción, causa, terapia.

Breve descripción

  • ¿Qué es una fístula anal? Conducto de conexión entre la última sección del intestino (canal anal) y la piel exterior en la zona del ano.
  • Causas: una fístula anal a menudo se desarrolla en relación con una acumulación de pus en la zona anal (absceso anal), pero también puede ocurrir por sí sola. Ciertas enfermedades como la enfermedad inflamatoria intestinal crónica, la diabetes mellitus, la inmunodeficiencia (p. ej., VIH), los trastornos sanguíneos y los hábitos de vida (p. ej., fumar, permanecer sentado durante mucho tiempo) pueden aumentar el riesgo de fístula anal.
  • Tratamiento: Una fístula anal no se cura por sí sola ni con medicamentos solos. El tratamiento consiste en cirugía y cuidado posterior de la herida.
  • Síntomas: secreciones supurantes, purulentas o con heces, dolor (al defecar, al sentarse), hinchazón y/o picor en la zona anal, posiblemente síntomas inespecíficos como fiebre, cansancio, fatiga.
  • Diagnóstico: examen de la región anal externa (boca visible de la fístula anal en la parte inferior), palpación, sondaje del trayecto de la fístula, posiblemente endoscopia del recto (proctoscopia) o colonoscopia para excluir enfermedades concomitantes (p. ej. pólipos, divertículos, tumores) , posiblemente examen de ultrasonido del recto.

¿Qué es una fístula anal?

En una fístula anal, se forma un conducto de conexión entre la membrana mucosa (interior) del canal anal y la piel circundante (exterior) del ano. Las fístulas anales suelen ser causadas por cambios inflamatorios en la zona del recto, por ejemplo debido a acumulaciones de pus (abscesos anales).

Algunas fístulas anales están abiertas, otras terminan a ciegas. La abertura de la fístula se encuentra en la piel exterior y termina ciegamente en el interior o se encuentra en la mucosa intestinal, sin que el canal de la fístula llegue a la piel exterior.

Las fístulas anales se ubican de diferentes maneras:

  • Dentro de la piel y debajo de los músculos del esfínter (subanodérmico)
  • Entre el esfínter interno y externo (intraesfintérico)
  • Discurre a través de ambos esfínteres (transesfintérico)
  • Comienza directamente encima del esfínter y se abre en la región anal (suprasesfintérico)
  • Comenzando más dentro del canal anal sin proximidad al esfínter (extraesfintérico)

Las más comunes son las fístulas anales intraesfinterianas, que discurren entre los dos esfínteres, y las fístulas anales transesfinterianas, que discurren a través del esfínter interno y externo.

Frecuencia

¿De dónde viene una fístula anal?

Una fístula anal en las nalgas ocurre con mayor frecuencia debido a una acumulación de pus en la zona anal (absceso anal). Un absceso anal, a su vez, suele ser causado por la inflamación de las llamadas glándulas proctodeales. Estas pequeñas glándulas rudimentarias están ubicadas en el ano, entre los músculos del esfínter externo e interno. Su conducto excretor desemboca en el canal anal. Los hombres suelen tener más glándulas proctodeales que las mujeres.

Existen diversas enfermedades y factores que aumentan el riesgo de sufrir un absceso anal y una fístula anal asociada, por ejemplo:

  • Enfermedad inflamatoria intestinal crónica, por ejemplo, enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa.
  • La diabetes mellitus
  • Enfermedades del sistema hematopoyético (por ejemplo, leucemia)
  • Enfermedades asociadas con la inmunodeficiencia (infección por VIH)
  • fumar
  • Obesidad (adiposidad)
  • Trabajo predominantemente sedentario
  • Sentarse (pujar) por mucho tiempo durante las deposiciones

Fístula anal: ¿qué hacer?

Si hay un absceso anal, el médico abre la acumulación de pus en un procedimiento quirúrgico. Esto drena el pus. Lo que queda es una cavidad de la herida, que se enjuaga cuidadosamente con una solución desinfectante. La herida permanece abierta después de la operación (es decir, no se sutura) y se rellena con taponamiento de gasa. Posteriormente se requiere un buen cuidado de las heridas.

Existen diversas técnicas quirúrgicas para el tratamiento de las fístulas anales. El tipo de operación depende del curso de la fístula en el tejido.

En casos muy raros y graves de fístula anal, es necesario crear temporalmente un ano artificial. Esto implica que el cirujano conecte el extremo del intestino a la piel exterior del abdomen. En la mayoría de los casos, el intestino regresa a su salida natural en el ano tan pronto como el proceso de curación lo permite.

También existen enfoques de tratamiento más nuevos para las fístulas anales, como la terapia con láser, ciertos adhesivos tisulares (pegamento de fibrina) o el uso de células madre. Sin embargo, se sabe poco sobre el éxito de estos procedimientos, por lo que no se encuentran entre los procedimientos estándar establecidos.

Tratamiento de seguimiento

Después del tratamiento quirúrgico de la fístula anal, el cuidado cuidadoso de la herida es muy importante para el tratamiento de seguimiento. Esto incluye, por ejemplo, baños de asiento con aditivos calmantes para la piel (como la manzanilla) y enjuagues con soluciones desinfectantes (como H2O2 o etacridina).

Para prevenir el dolor al defecar y proteger el área de la herida, también es importante que las heces permanezcan lo más blandas posible. Esto se puede lograr utilizando agentes que aflojen las heces (por ejemplo, lactulosa). También asegúrese de llevar una dieta rica en fibra y beber muchos líquidos, preferiblemente agua mineral o infusiones de hierbas sin azúcar.

Una fístula anal no se cura por sí sola y siempre requiere tratamiento médico. Si no se trata, una fístula anal puede ser peligrosa, especialmente si hay una infección bacteriana. Si el organismo no es capaz de combatir por sí solo los patógenos, existe en el peor de los casos riesgo de envenenamiento de la sangre (sepsis).

Además, una fístula en el ano que no se trate seguirá creciendo y dificultará el tratamiento posterior. En determinadas circunstancias, el músculo del esfínter del ano puede verse afectado hasta tal punto que se pierde el control sobre las heces. Esto conduce a la incontinencia fecal.

Síntomas

Una fístula anal provoca varios síntomas. El dolor a menudo ocurre al defecar y al sentarse. Si el trayecto de la fístula está abierto, los afectados suelen notar también secreciones en la región anal. Son acuosas, sanguinolentas o purulentas y también pueden contener heces.

Si una fístula anal es causada por un absceso anal, los afectados a veces sienten una hinchazón dolorosa en la región anal. La infección también provoca síntomas generales como fiebre, malestar y fatiga.

Diagnóstico

Durante el examen, el médico examina la región afectada y la palpa con atención. En algunos casos, sentirá el trayecto de la fístula como un cordón duro.

Si se ve una abertura de la fístula en la piel exterior de la región anal, generalmente se sonda el tracto de la fístula. Esto permite al médico determinar cómo discurre el trayecto de la fístula y si es transitable. En algunos casos (por ejemplo, si no se puede explorar completamente el trayecto de la fístula), el médico utilizará una solución colorante para comprobar su permeabilidad.

Utilizando una sonda de ultrasonido insertada en el recto (ecografía transrectal), se puede detectar el curso de la fístula y cualquier absceso anal.

Si se sospecha de ciertas enfermedades concomitantes (como tumores) o si los exámenes previos no arrojan resultados claros, en casos raros se realiza una resonancia magnética (MRI).

Pronóstico

El curso de una fístula anal también depende de su localización anatómica y de si es la primera vez o ya ha sido tratada varias veces. Las operaciones frecuentes en la zona anal conllevan el riesgo de dañar el músculo del esfínter y provocar incontinencia fecal. El riesgo de incontinencia fecal es mayor en mujeres mayores que han tenido hijos que en otros grupos de personas.

Prevención

No existen medidas específicas que puedan tomarse para prevenir las fístulas anales. Sin embargo, el riesgo de determinadas enfermedades y factores que favorecen las fístulas anales se puede reducir hasta cierto punto.

Las siguientes medidas son útiles para contrarrestar los factores favorables:

  • Evite el sobrepeso. La obesidad es, entre otras cosas, un factor de riesgo de diabetes mellitus.
  • Para garantizar una digestión adecuada, lleve una dieta sana y equilibrada con abundante fibra, frutas y verduras frescas todos los días y beba muchos líquidos (agua mineral, infusiones).
  • Asegúrese de hacer suficiente ejercicio diario. Las actividades predominantemente sedentarias aumentan el riesgo de fístula anal. Los escritorios de pie y los escritorios de altura regulable ofrecen la posibilidad de cambiar de posición mientras se trabaja.