Etapa intermedia | Curso de la enfermedad de demencia

Etapa media

El grado moderado de demencia se caracteriza por una mayor pérdida de memoria y participación inicial de las habilidades cognitivas. Ahora se olvidan o se confunden incluso los eventos que podrían retenerse al comienzo de la enfermedad. Incluso los nombres y las personas familiares se confunden o no se pueden recordar espontáneamente.

Incluso en entornos familiares, aumentan las dificultades de orientación. Los caminos independientes en lugares desconocidos son casi imposibles. Los pacientes ya no pueden concentrarse bien, lo que tiene un efecto negativo en la capacidad de calcular y aprender.

Las conversaciones más largas que son complejas al principio no se pueden seguir o los acertijos ya no se pueden resolver. A medida que avanza la enfermedad, el autocuidado disminuye: se descuida la higiene personal y ya no se dominan las actividades cotidianas. El estado de desorientación se convierte en parte integral de la vida del paciente.

Se olvida el motivo de los caminos tomados y el paciente se vuelve cada vez más indefenso. Trastornos del habla o pueden ocurrir delirios. Las estructuras de las oraciones se simplifican o una vez dichas oraciones se repiten varias veces.

Cambios de humor hacen que el trato con los pacientes sea más difícil y el comportamiento de los familiares suele verse influido negativamente. La inquietud permite a los pacientes estar activos durante la noche, lo que representa un riesgo potencial de caídas. A partir de cierto punto, el apoyo de enfermería al paciente es inevitable, porque el paciente ya no es capaz de llevar una vida completamente independiente. Incluso con moderada demencia, incontinencia puede ocurrir y la vida cotidiana solo se puede dominar con apoyo.

Etapa final

En la etapa final de severa demencia, hay una pérdida casi completa de memoria. Los cónyuges e hijos ya no son reconocidos. Por lo general, ya no es posible una orientación temporal y local e incluso ya no se puede solicitar información sobre el paciente.

En este punto, es casi seguro que se pierden funciones vitales como la continencia, pero también la capacidad de comer o beber de forma independiente, lo que convierte al paciente en un caso de enfermería a tiempo completo. Las habilidades lingüísticas ya no se utilizan con sensatez y, finalmente, también se olvidan en el curso de la enfermedad. Todos los efectos secundarios psiquiátricos de las fases anteriores han vuelto a desaparecer.

La capacidad de caminar, si es que se puede utilizar, solo puede utilizarse con dificultad. Los pacientes están postrados en cama en la etapa final y no perciben su entorno ni a sí mismos. La muerte generalmente se produce a través de una enfermedad concomitante de inmovilidad (neumonía) o hasta la vejez (paro cardíaco).

La enfermedad de Alzheimer

En el uso lingüístico, la enfermedad de Alzheimer y la demencia a menudo se colocan en el mismo nivel o incluso se usan como sinónimos. Este es un concepto erróneo, porque la enfermedad de Alzheimer es solo la enfermedad subyacente más común, cuyos síntomas incluyen un síndrome de demencia: la demencia. La enfermedad de Alzheimer es una demencia primaria, lo que significa que el cuadro clínico es creado por cambios relacionados con la enfermedad en el cerebro. Todas las demencias primarias no son reversibles en el estado actual de la medicina, es decir, no pueden repararse. En contraste con esto está el grupo de demencia secundaria, donde se puede lograr una mejora mediante un tratamiento oportuno.