Ansiedad ante los extraños: momento, causas, consejos

Hace poco tu hijo era un rayo de sol que miraba a todos con curiosidad, pero de un día para otro reacciona ante su entorno con rechazo. Un breve contacto visual y todo termina: el niño se da la vuelta, se lleva las manitas a la cara, se rescata en los brazos de su madre o incluso llora.

La explicación es sencilla: ¡tu bebé es un extraño! Pero eso no es motivo para preocuparse. De hecho, la extrañeza es una etapa importante en el desarrollo de su hijo y un signo de madurez emocional y social.

¿Cuándo los bebés se vuelven extraños?

El momento en que los bebés empiezan a sentirse extraños y su intensidad depende del ritmo personal y del carácter individual de su hijo.

La inseguridad hacia los desconocidos suele aumentar entre el 4º y el 8º mes de vida. Por eso, el psicólogo del desarrollo Réné A. Spitz denominó a la fase de extrañeza “ansiedad de 8 meses”.

¿Por qué los bebés se sienten extraños?

Durante la fase de extraño, su bebé comienza a diferenciar entre familiar y desconocido. Ya en los primeros meses reconoce a mamá y papá por su voz y su olfato. Unos meses más tarde, sin embargo, también puede reconocer claramente el rostro de sus cuidadores más cercanos y distinguirlos de personas menos conocidas.

La extrañeza es, por lo tanto, simplemente una distancia natural y saludable con respecto a los extraños. Desde un punto de vista evolutivo, la extrañeza es un importante mecanismo de protección para la supervivencia.

Extrañeza: Miedo a la separación

La extrañeza también expresa otro aspecto importante: la ansiedad por separación. En los primeros meses de vida, el bebé ha aprendido que su cuidador lo cuida de manera confiable y satisface sus necesidades. Es cuidado y recibe alimento, amor y consuelo.

A partir de esta sensación de seguridad se desarrolla lo que se conoce como confianza básica, que también será decisiva en las relaciones interpersonales posteriores. Sin embargo, en esta etapa, su hijo todavía depende completamente de usted. Tan pronto como sales de la habitación o de su campo de visión, reaccionan con inquietud o incluso pánico.

Extrañeza: una señal de un apego seguro

Ya sea intenso o leve: si su bebé se siente distanciado de los demás, existe un vínculo seguro y estable entre usted y su hijo. Su hijo sabe que tiene una estación base confiable en usted cuando está angustiado, ansioso o inseguro. Sólo con este conocimiento podrán explorar con valentía su entorno y desarrollar una personalidad abierta y segura de sí mismos.

Extrañeza: evaluación de la situación de peligro

Demasiada precaución es tan perjudicial para el niño como muy poca. Los padres demasiado ansiosos pueden frenar la sed de acción de sus hijos. Una actitud demasiado despreocupada le transmite al niño que los extraños generalmente no representan ningún peligro.

¿Qué hacer si tu bebé es un extraño?

Como padres, no pueden entrenar a su bebé para que deje de ser un extraño, y ustedes tampoco deberían hacerlo. Apoye a su hijo durante la fase de extrañeza brindándole seguridad y una sensación de seguridad.

Si tu bebé es un extraño, no lo obligues a ir a los brazos de familiares si realmente no quiere. Sin embargo, tampoco se debe sobreproteger a un niño que es un extraño. Las habilidades sociales, que serán importantes para el resto de su vida, sólo pueden desarrollarse a través del contacto con otras personas.

¿Consejos para lidiar con la extrañeza?

Las siguientes medidas ayudarán a su hijo a acostumbrarse a una nueva persona, como una niñera, durante la fase de extrañeza:

  • ¡Se paciente!
  • Poco a poco establezcan juntos contacto con esta nueva persona.
  • Involucrar a la persona en actividades: jugar, alimentar, cambiar pañales.
  • Anuncie que se va y sea positivo y alegre; no se escape.
  • Prueba de funcionamiento al alcance de la mano: Al principio, abandone la habitación sólo brevemente y aumente gradualmente su ausencia.

Cuando los bebés no son extraños

Para los psicólogos del desarrollo, el comportamiento desviado es una indicación de que el vínculo es menos estable. Si un bebé no está alienado, esto suele deberse a experiencias negativas con el cuidador. Si experimenta rechazo, comportamiento distante, cambios de humor, frialdad emocional, negligencia o abuso, el vínculo se altera.

Extrañeza: una cuestión de carácter

El comportamiento de apego también está genéticamente preprogramado y no sólo depende del comportamiento de la madre u otros cuidadores cercanos. Por ejemplo, hay temerarios que se lanzan audazmente a todo y conejitos tímidos que exploran todo lo nuevo con cautela y cautela.

Por lo tanto, el grado de alienación de un bebé también depende del carácter del niño. Los padres pueden hacer algo para contrarrestar esto, es decir, frenar o animar y tener un efecto positivo en la actitud del niño a través de su comportamiento. Pero independientemente de si tu bebé es muy o muy desconocido, ¡sé su refugio seguro desde el que emprender nuevas aventuras!