Vacunación viva

Definiciones

Las vacunas en general se pueden dividir en vacunas activas y pasivas. Las vacunas activas estimulan la sistema inmunológico para desarrollar inmunidad contra ciertos patógenos. Las vacunas pasivas, por otro lado, se vuelven necesarias cuando hay un marco de tiempo ajustado para esperar la respuesta inmune a una vacuna activa.

En este caso, sistema inmunológico componentes, los llamados anticuerpos, se administran directamente a la persona afectada para prevenir un curso agudo de la enfermedad. La vacunación activa descrita anteriormente se puede realizar con vacunas vivas y muertas. Las vacunas vivas contienen patógenos reproducibles pero atenuados, que solo estimulan la sistema inmunológico para poder dar una respuesta adecuada al patógeno en caso de contacto.

Una sola vacuna ya ofrece protección en este caso. La segunda vacuna sirve para detectar los denominados fallos de vacunación, personas en las que el sistema inmunológico no genera suficiente inmunidad tras una vacunación. Este tema puede ser de su interés: Efectos secundarios de la vacunación

Diferencias con la vacuna inactivada

Las vacunas muertas, como parte de la vacunación activa, por otro lado, contienen solo componentes de patógenos o patógenos muertos, no reproducibles, que es la principal diferencia. Además, para lograr una protección duradera, se deben realizar varias vacunaciones para garantizar una protección vacunal completa. Esto generalmente se hace en varias vacunas parciales y de refuerzo.

En general, las vacunas muertas se toleran mejor y causan menos efectos secundarios que los patógenos atenuados en una vacuna viva. La combinación de vacunas inactivadas sin un intervalo de tiempo específico suele ser posible y segura. La vacuna se administra en el músculo deltoides grande de la parte superior del brazo.

Si se producen reacciones a la vacunación, estas suelen ser irritaciones en el lugar de la inyección, pero también son posibles reacciones leves y visibles del cuerpo a la vacuna en uno de cada cien casos. Estos suelen ocurrir en las primeras 72 horas después de la vacunación y varían según el paciente y la vacuna y, a menudo, son leves. gripe-como síntomas. Ejemplos de vacunas muertas son hepatitis A y B, rabia, polio, TBE, ferina tos, cólera, tétanos y difteria, entre otros.