Trastornos sexuales en las mujeres

En el pasado, la falta de voluntad sexual, la “anorgasmia” o la falta de deseo sexual en las mujeres se subsumía bajo el término general frigidez, que en realidad significa “adormecimiento”. Este trastorno se manifiesta por una falta de deseo sexual y una reducción del placer durante las relaciones sexuales. Mientras que en los hombres la sexualidad se desarrolla más a nivel físico y el objetivo es el orgasmo, en las mujeres la sexualidad se desarrolla principalmente en la mente. Por lo tanto, la psique, la mente y el cuerpo deben estar en armonía para que la experiencia sexual sea placentera.

En cualquier etapa de la vida, la actividad sexual y el deseo sexual pueden verse afectados. Debe hacerse una distinción entre disminución de la apetencia, es decir, menor deseo, y trastornos de la excitación sexual, alteraciones del orgasmo y otras disfunciones. Sólo en muy pocas mujeres los problemas sexuales se deben a causas puramente físicas.

¿Qué trastornos sexuales hay?

“Trastornos de la excitación sexual: A pesar de la estimulación sexual, se forma poco o ningún líquido vaginal, por lo que las relaciones sexuales suelen ser dolorosas. Además de esta sintomatología física, las mujeres también sienten subjetivamente falta de excitación y deseo.

“Alteraciones orgásmicas: después de la fase de excitación, las mujeres afectadas no tienen orgasmo o lo retrasan. En medicina sexual aún no se ha aclarado del todo si se trata de un trastorno real. Asimismo, puede tratarse de una variante de la sexualidad femenina. Las mujeres a menudo no sufren la falta de orgasmo, pero disfrutan de la atención y ternura sexual y no se sienten insatisfechas. Normalmente están excitados.

¿Cuáles son las causas de los trastornos?

Una combinación de causas psicológicas y físicas es responsable de los trastornos sexuales. Básicamente, las mujeres afectadas parecen estar sometidas a cierta presión para actuar o son muy críticas en su autoobservación.

“Crianza: Durante la crianza, los padres imparten valores que pueden afectar el comportamiento sexual posterior. Si el sexo se considera inmoral durante una educación estrictamente conservadora, es bastante improbable que se disfrute del sexo en la edad adulta.

“Problemas de pareja: muchas mujeres tienen problemas en su pareja. Pueden ser las discusiones diarias o la falta de comunicación sobre las necesidades sexuales las que se interponen en el camino del placer.

Experiencias traumáticas: si las actividades sexuales anteriores se experimentaban como aterradoras o humillantes, la experiencia placentera de la sexualidad posterior se vuelve más difícil. Las experiencias abusivas desempeñan un papel importante a este respecto.

“Factores físicos: El dolor durante las relaciones sexuales suele aparecer también cuando hay cambios en los genitales externos, por ejemplo, debido a inflamación, cicatrices, etc. La sequedad de la entrada vaginal también puede ser una causa de dolor. Una vagina demasiado seca se debe, por ejemplo, a una excitación insuficiente o también a una falta de estrógenos después de la menopausia.

Otras influencias: La anticoncepción inadecuada y el miedo al embarazo afectan la sensación sexual. Asimismo, en los tiempos modernos, el miedo a las enfermedades de transmisión sexual puede provocar tensión durante las relaciones sexuales. Otro factor es que muchas mujeres no pueden liberarse de las ideas sociales tradicionales sobre la sexualidad femenina. Se comportan pasivamente, no exigen nada sobre el sexo en pareja y no expresan sus propios deseos al respecto.

¿Cuáles son las opciones de tratamiento?

El objetivo de la terapia es que ambos aprendan a disfrutar de la intimidad y la sexualidad. El objetivo es estar más relajados entre sí y reducir cualquier presión para actuar. Ambos socios deben aprender que no toda la ternura tiene que terminar con las relaciones sexuales. Se deben explorar las necesidades y preferencias sexuales.

“Ejercicios de pareja: Para ello, al igual que en la terapia para la eyaculación precoz, existe un programa paso a paso en el que los socios aprenden de nuevo a ser tiernos el uno con el otro. Ternura sin relaciones sexuales: uno de los miembros de la pareja asume el papel activo, el otro se comporta pasivamente y luego se intercambian los roles. Se guía la mano del compañero. Se permite el contacto de los órganos sexuales y también la estimulación sexual mutua, pero todavía no se permiten relaciones sexuales. En la siguiente etapa, las relaciones sexuales pueden tener lugar, aunque no necesariamente. La atención se centra en todo lo que se experimenta como placentero. La mujer debe elegir la posición que sea especialmente buena para ella.

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