¿Qué es la salutogénesis?

La salutogénesis es la ciencia del surgimiento y mantenimiento de salud. Salus viene del latín y significa salud, la palabra génesis parcial significa literalmente emergencia. Por tanto, la salutogénesis puede considerarse la contraparte de la patogénesis, que describe el desarrollo de la enfermedad. En la década de 1970, el sociólogo médico Aaron Antonovsky investigó la cuestión de qué factores influyen en la salutogénesis. Desarrolló un modelo teórico de las características necesarias para estar y mantenerse saludable.

La investigación de Antonovsky

Antonovsky realizó un estudio de adaptabilidad a menopausia utilizando un grupo de mujeres que habían sido encarceladas en concentración campamentos a una edad temprana. Él comparó su capacidad para hacer frente a este estado hormonal particular con la de un grupo de control. A pesar de la preexistencia estrés de su tiempo en el concentración campamentos, había mujeres a las que Antonovsky calificó como completamente sanas, tanto física como mentalmente. Parecían tener recursos endógenos que los mantenían saludables a pesar de las malas experiencias (factores estresantes). El estudio de Antonovsky agregó los aspectos de la salutogénesis al enfoque habitual de la ciencia sobre el desarrollo de la enfermedad (patogénesis) hasta entonces. Rápidamente se hizo evidente que existían grandes diferencias entre abordar la enfermedad desde una perspectiva salutogenética o patogénica. La patogenia busca prevenir enfermedades. La salutogénesis, por otro lado, busca lograr un atractivo salud objetivo. No es entonces evitar la alta sangre azúcar a dieta ese es el enfoque en diabetes mellitus, por ejemplo, sino más bien el exitoso jogging sesión que conduce a una sensación general de bienestar. Posteriormente, la investigación se centró más en cómo se crea la salud y cómo se puede mantener.

El sentido de coherencia

Un concepto muy relacionado con la salutogénesis es el sentido de coherencia. Fue acuñado por Antonovsky y significa un sentido de pertenencia y una profunda satisfacción interior con uno mismo y con los demás. Tres componentes son importantes para el sentido de coherencia:

  1. Comprensibilidad: la capacidad de hacer conexiones entre los eventos que depara la vida.
  2. Manejabilidad: la capacidad de lidiar con eventos.
  3. Significación: la convicción de que todos los eventos tienen un significado. A través de esta convicción, es más fácil aceptar los hechos.

Estas tres cualidades que toda persona desarrolla durante sus primeros 20 años de vida. Dependiendo de la fuerza con que se pronuncian, las personas pueden afrontar de forma diferente las crisis, por ejemplo, con experiencias drásticas como la muerte de un familiar, con fases estresantes en el trabajo o incluso con una enfermedad. Por tanto, nuestra salud depende en gran medida de la expresión de las tres características.

Resiliencia y salutogénesis

Los dos términos resiliencia y salutogénesis están estrechamente relacionados. La resiliencia significa algo así como resiliencia. Cuanto más resistentes seamos, mejor será nuestro cuerpo capaz de protegerse de las perturbaciones y más saludables nos mantendremos. Por ejemplo, hay personas que nunca se enferman, a pesar de que están expuestas a muchas circunstancias potencialmente patógenas. Otros, en cambio, se acuestan en la cama con fiebre o síntomas de agotamiento incluso durante situaciones de estrés leve. Los primeros son más resistentes porque pueden aprovechar los recursos personales en situaciones críticas y ver una crisis como una oportunidad para un mayor desarrollo.

¿Cómo me mantengo saludable?

La patogénesis y la salutogénesis pueden describirse bien mediante modelos teóricos. Pero, ¿cómo se logra un sentido de coherencia en la práctica, como lo describe Antonovsky? Los recursos de resistencia personal, como la inteligencia, la flexibilidad, la hipermetropía, la riqueza material, la red social y la sistema inmunológico, Juega un papel importante. Aquellos que tienen un alto nivel de vida, muchos amigos y una buena educación tienen los mejores requisitos previos para mantenerse saludables. Por tanto, la salud depende en gran medida de las circunstancias externas. Sin embargo, la autoevaluación positiva y el trabajo sobre la propia identidad son igualmente cruciales. Solo aquellos que están en paz consigo mismos pueden permanecer sanos a largo plazo. Finalmente, cabe señalar que la salud es un proceso y no un estado. Siempre hay fases de la vida en las que predomina la enfermedad o la salud, sin embargo, un estilo de vida equilibrado que promueva los recursos de resistencia y establezca metas de salud atractivas en el espíritu de la salutogénesis es la mejor manera de mantenerse saludable a largo plazo.