Electroencefalografía

La electroencefalografía, o EEG para abreviar, se usa para medir y mostrar las fluctuaciones potenciales de las células nerviosas en el cerebro. La base de esto es el cambio en la concentración de electrolitos (electrolitos = sales) del espacio intra y extracelular durante la excitación de la célula. Es importante que el EEG no registre los potenciales de acción individuales, sino la suma del potencial de unidades más grandes de células nerviosas (neuronas).

Funcionalidad

El electroencefalograma es un método de diagnóstico extremadamente económico y fácil de realizar. Para medir la suma de potencial, se aplica una cierta cantidad de electrodos con un gel en áreas definidas del cuero cabelludo. Además, se debe colocar un electrodo de referencia en un lugar del cabeza donde hay pocas señales de interferencia.

A menudo se elige un área en la oreja. Esto tiene la ventaja de que hay poco músculo allí, lo que conduce a una distorsión de la señal del EEG en caso de contracción no deseada. En general, el paciente debe relajar su músculos faciales y mantenga su mirada lo más recta posible.

Las corrientes eléctricas que puede medir el cuero cabelludo son extremadamente bajas porque hay una gran cantidad de tejido de mala conducción entre las células nerviosas del cerebro y el electrodo de medición. Por esta razón, las señales deben hacerse visibles en un monitor con la ayuda de un amplificador. La magnitud de una desviación está en el rango de un microvoltio.

Una de las principales desventajas del EEG es la mala resolución espacial del procedimiento. Esto se debe a que la actividad de las células nerviosas individuales es demasiado débil para ser registrada. Solo la señal de grandes grupos de neuronas (varias células nerviosas) es lo suficientemente fuerte como para ser registrada por los electrodos en el cuero cabelludo.

Por lo tanto, la electroencefalografía solo puede determinar con precisión centimétrica en qué cerebro región se registran los resultados de la medición. Si se quiere lograr la localización más precisa posible, se utiliza la llamada electrocorticografía. En este procedimiento neuroquirúrgico, después de que se ha abierto el casquete, los electrodos de medición se colocan directamente sobre la superficie del cerebro y comienza la medición.

Dado que hay muy poco tejido que interfiera entre la señal y el receptor, la actividad de incluso grupos muy pequeños de neuronas se puede mostrar en el monitor. Este método se utiliza principalmente para medir la actividad neuronal de específicamente seleccionados cerebro regiones. Por supuesto, este método es un procedimiento quirúrgico mayor que también implica riesgos, por lo que solo se utilizará para cuestiones más específicas.

Después de que se han hecho todos los preparativos y se registra el EEG, surge la pregunta: ¿Qué es lo que realmente veo? Si hay pocas señales de interferencia, debería aparecer una onda en el monitor, pero para el profano parece bastante irregular. Esto se debe principalmente al hecho de que las fluctuaciones potenciales no solo se miden en una sola neurona (neurona), pero en varios miles de células nerviosas, que en parte funcionan de forma independiente entre sí.

Por esta razón, al médico no le interesa un curso regular de la curva EEG, sino la frecuencia (número de oscilaciones por unidad de tiempo) y la amplitud (deflexión máxima) de las ondas. La amplitud de una onda de EEG depende en gran medida de la sincronicidad de las células nerviosas involucradas. Eso significa que cuantas más neuronas estén activas y trabajando sincrónicamente al mismo tiempo, mayor será la amplitud en el EEG. Si muchas neuronas están trabajando intensamente pero independientemente unas de otras, la amplitud es baja mientras que la frecuencia es muy alta. Según este principio, se distinguen diferentes tipos de ondas EEG, que juegan un papel importante en la evaluación de la electroencefalografía.