Mielogénesis: función, tareas, rol y enfermedades

Mielogénesis es el término médico utilizado para describir, en primer lugar, embrionario médula espinal formación y, en segundo lugar, la formación de la médula de toda la médula los nervios, que se lleva a cabo por oligodendroglia y células de Schwann. Ambos significados del término se refieren a los procesos de desarrollo del sistema nervioso. Los trastornos de estos procesos del desarrollo dan como resultado un deterioro funcional de los sistemas nerviosos central y periférico.

¿Qué es la mielogénesis?

Mielogénesis es el término médico utilizado para describir, en primer lugar, embrionario médula espinal formación y, en segundo lugar, la formación de la médula de toda la médula los nervios. El término mielogénesis se asocia médicamente con dos significados diferentes. Así, por un lado, el término se refiere al desarrollo embrionario del médula espinal y, por otro lado, a la mielinización (de la mielina) para formar la médula de las fibras nerviosas medulares. La médula espinal surge de la porción caudal del tubo neural durante el desarrollo embrionario. En este contexto, la mielogénesis es un paso posterior de la neurulación. En el contexto de la mielinización, la mielogénesis corresponde a la envoltura de la médula los nervios. En el central sistema nervioso, esta envoltura la realizan las llamadas células oligodendrogliales y en el sistema nervioso periférico las células de Schwann. La envoltura da como resultado vainas de mielina, que están formadas por una sola célula glia en cada uno de los sistemas nerviosos central y periférico. Cada celda de Schwann se envuelve en espiral alrededor de un fibra nerviosa segmento. Cada célula oligodendroglial forma excrecencias, y estas excrecencias envuelven individualmente una sola sección de fibra nerviosa.

Función y propósito

Durante la neurulación embrionaria, se forma el tubo neural embrionario. Con esta estructura, la central sistema nervioso se manifiesta por primera vez. La médula espinal emerge del tubo neural como parte del sistema nervioso central. Su extremo craneal se fusiona con el llamado rombencéfalo, que bordea cuatro somitas occipitales a cada lado. A partir de la sexta semana de desarrollo, la pared del tubo neural se diferencia en tres capas distintas. Además de una zona ventricular, se pueden distinguir una zona intermedia y una zona marginal. La médula espinal adquiere su forma final alrededor de la décima semana de desarrollo. Las membranas del cerebro y la médula espinal rodean la estructura, que a su vez se encuentra en el canal vertebral. La médula espinal y conducto vertebral se desarrollan al cuarto mes. Sus pasos de desarrollo ocurren en paralelo. El crecimiento de la columna vertebral progresa cada vez más a partir de este momento. Sin embargo, la mielogénesis en este contexto se refiere exclusivamente a la neurulación y la formación medular que se basa en ella. En términos de mielinización y, por lo tanto, de la formación de la médula ósea en las fibras nerviosas medulares, el término mielogénesis se refiere a la envoltura de los nervios, que da como resultado el aislamiento de las estructuras de su entorno. La mielinización aísla eléctricamente los axones de los nervios, asegurando que las señales en el sistema nervioso se puedan transmitir a alta velocidad y casi sin pérdida. La envoltura de los axones se realiza en la fibra a intervalos regulares. Entre las vainas individuales de mielina hay espacios de aproximadamente el mismo tamaño. Estos espacios se producen debido a constricciones en forma de cintura y se denominan anillos de cordones de Ranvier, que son histológicamente reconocibles como pequeños nódulos. Por su apariencia, también se les llama nodus. Entre dos Ranvier nodi se encuentra el llamado entrenudo. La estructura de los sitios mielinizados y no aislados asegura que las fibras nerviosas sean receptivas a las señales del exterior y, por lo tanto, los potenciales de acción puedan comunicarse entre los axones individuales. La mielinización ya tiene lugar durante el desarrollo embrionario. El proceso comienza alrededor del tercer mes embrionario y finaliza en el cuarto año de vida con la mielinización completa de los tractos piramidales.

Enfermedades y trastornos

Las alteraciones de la mielogénesis pueden tener consecuencias fatales para un organismo. Esto es válido para los trastornos durante el desarrollo embrionario de la médula espinal, así como para los de mielinización de las fibras nerviosas medulares. Si, por ejemplo, las fibras nerviosas reciben muy poca médula debido a una mielinización alterada, no están suficientemente aisladas de su entorno. El resultado es la pérdida de señal durante la transmisión de potenciales de acción. Estas pérdidas de señal ralentizan la conducción de la transmisión o, en casos extremos, impiden por completo la transmisión. En los tractos piramidales, una mielogénesis insuficiente puede causar, por ejemplo, parálisis. Los trastornos del desarrollo de la médula espinal pueden tener consecuencias similares. Siempre hablamos de amielia cuando falta toda la médula espinal. Sin embargo, sin médula espinal, los seres humanos no pueden sobrevivir. En la hipoplasia o displasia, la médula espinal muestra subdesarrollo o mal desarrollo. Ambos fenómenos se deben a causas externas y no son genéticos. La displasia o hipoplasia de la médula espinal ocurre, por ejemplo, después de un daño mecánico, infeccioso, nutricional o tóxico durante embarazo temprano. Una de las malformaciones concebibles de la médula espinal es la diastematomielia. Ésta es una formación de hendidura congénita de la médula espinal. La estructura se divide en partes desiguales, cada una con sus propias membranas. En la mayoría de los casos, la división se localiza en la región torácica inferior o comienza en la columna lumbar superior. Todas las malformaciones y el subdesarrollo de la médula espinal dan como resultado trastornos funcionales del sistema nervioso. La ubicación de la malformación determina exactamente cómo estos trastornos funcionales manifestarse. Los segmentos individuales de la médula espinal en su totalidad suministran fibras nerviosas a todas las áreas del cuerpo y, por lo tanto, son elementos cruciales para todos los procesos corporales. Por tanto, un mal desarrollo de la médula espinal puede provocar trastornos orgánicos así como trastornos de la función motora o de la percepción. Las mismas consecuencias se aplican en general a una formación de médula alterada. Sin embargo, dado que la médula espinal es parte del sistema nervioso central, los trastornos del desarrollo de la médula espinal suelen tener consecuencias más graves que los trastornos de la formación del tabique medular. Este último puede, en algunas circunstancias, relacionarse exclusivamente con el sistema nervioso periférico.