El diagnóstico | Los trastornos sensoriales

El diagnostico

Los trastornos de sensibilidad se registran principalmente sobre la base de la descripción de la persona afectada y el examen neurológico. Aquí es particularmente importante examinar todas las cualidades (tacto, temperatura, dolor y vibración) de sensibilidad. El siguiente paso es aclarar qué enfermedad subyacente está causando la sensación. Finalmente, un examen neurofisiológico puede diferenciar el tipo de daño. Se trata de una electro-eurografía (ENG), en la que la velocidad de conducción del los nervios se mide, y un electromiografía (EMG) para medir la respuesta muscular.

El tratamiento

La cura de un trastorno de sensibilidad se logra mediante el tratamiento de la enfermedad subyacente. La identificación de la causa y el tratamiento de la enfermedad son los primeros pasos. No obstante, también existen terapias sintomáticas, por ejemplo en el caso de Polineuropatía.

Existe la posibilidad de utilizar antidepresivos o fármacos antiepilépticos, que funcionan bien en el caso de sensación y dolor. Analgésicos de la familia de los opioides también se utilizan. Analgésicos normales como ibuprofeno or paracetamol no son lo suficientemente eficaces para este tipo de dolor.

También existen terapias externas (tópicas) como lidocaína parches o ungüento de capsaicina. Para evaluar la efectividad de una de estas terapias, es necesario adherirse a ellas hasta por un mes. Después de aproximadamente un año, se puede intentar interrumpir la terapia. En el caso de compresión del nervio, se puede realizar una cirugía y el nervio se puede exponer nuevamente, por ejemplo en síndrome del túnel carpiano o una hernia de disco.

La duración

La duración de las alteraciones sensoriales depende en gran medida de la causa. Si la enfermedad subyacente se trata bien, las sensaciones pueden mejorar con el transcurso del tiempo. En el caso de un golpe or esclerosis múltiple, los síntomas pueden desaparecer por completo en unas pocas semanas. Si el los nervios están constreñidos, por ejemplo por una hernia de disco, los síntomas pueden fluctuar. En la polineuropatía, el curso de la enfermedad es más crónico, pero puede estabilizarse con un buen tratamiento de la enfermedad subyacente.