Nutrición durante el cáncer

Dieta saludable para el cáncer

La nutrición también juega un papel importante, especialmente en el cáncer. Una dieta variada y equilibrada puede mejorar la calidad de vida y reducir efectos secundarios como trastornos de cicatrización de heridas o infecciones. Además, influye en las posibilidades de recuperación (pronóstico) del cáncer.

Si los pacientes con cáncer tienen una nutrición inadecuada, el cuerpo se descompone más rápidamente y de forma más grave. Los efectos secundarios relacionados con la terapia pueden aumentar y el tratamiento del cáncer puede tener un efecto peor.

¡Por eso vale la pena una buena nutrición en el cáncer en cada fase! El objetivo es proporcionar al cuerpo suficiente energía y nutrientes para aumentar el bienestar, permitir que el sistema inmunológico funcione mejor y que el tratamiento del cáncer funcione con mayor éxito.

Una dieta saludable apoya al cuerpo en su lucha contra el cáncer, pero no puede derrotar al tumor por sí sola. ¡La terapia médica contra el cáncer es indispensable!

Nutrición para el cáncer sin síntomas

Para los pacientes con cáncer sin síntomas importantes ni problemas de peso, los expertos recomiendan utilizar como guía las diez reglas de la Sociedad Alemana de Nutrición.

  1. Lleva una dieta variada, eligiendo principalmente alimentos de origen vegetal.
  2. Cuando se trata de productos a base de cereales como pan, pasta, arroz y harina, se debe consumir la variedad integral. Al igual que las frutas y verduras, los productos integrales aportan al organismo mucha fibra, minerales y vitaminas.
  3. Consuma leche o productos lácteos a diario. Son especialmente recomendables los productos fermentados como el yogur, el kéfir o el suero de leche (aprox. 150 g al día). El pescado debería estar en el menú una o dos veces por semana. Los adultos deben consumir un máximo de 300 g (para necesidades bajas en calorías) a 600 g (para necesidades altas en calorías) de carne y salchichas por semana.
  4. Prefiera los aceites vegetales como el aceite de colza y las grasas para untar elaboradas con ellos. Son más saludables que las grasas animales. También tenga cuidado con las grasas ocultas, como las que se encuentran en alimentos procesados ​​como salchichas, bollería, confitería, comida rápida y comidas preparadas.
  5. Evite el exceso de azúcar, no sólo en forma de dulces, postres y bebidas azucaradas (zumos de frutas, refrescos de cola, etc.). Muchos alimentos procesados ​​también tienen un alto contenido de azúcar, como el yogur de frutas, las comidas preparadas, los aderezos para ensaladas y el ketchup. Reduzca también el consumo de sal y utilice hierbas y especias en su lugar. Tenga cuidado también con el contenido de sal, a menudo inesperadamente alto, en productos procesados ​​como salchichas, queso, pan y platos preparados.
  6. Prepare la comida con cuidado. Cocínalas el tiempo necesario y el menor tiempo posible con poca agua y poca grasa. Tenga cuidado de no quemar los alimentos, porque las partes quemadas contienen sustancias nocivas. Tampoco debes comer alimentos con moho o en mal estado.
  7. Disfruta de tu comida y disfrútala disfrutando de tus comidas de forma lenta y consciente. También ayuda a organizar la comida con buen gusto.
  8. El ejercicio regular, el movimiento en la vida cotidiana y un sueño suficiente complementan los efectos positivos de una dieta sana y saludable.

Adaptaciones individuales

A veces, una dieta saludable según las 10 reglas anteriores no es tan fácil de implementar para las personas con cáncer, por ejemplo, debido a ciertas terapias contra el cáncer.

Además, los objetivos nutricionales establecidos para los pacientes por los médicos y nutricionistas pueden diferir de las recomendaciones generales: por ejemplo, algunos pacientes deben tener especial cuidado para mantener su peso, mientras que otros deben perder peso. La razón: en el cáncer, la pérdida de peso puede tener un impacto negativo en el éxito del tratamiento, al igual que la obesidad.

Por lo tanto, estos factores pueden hacer necesario adaptar la dieta individualmente en caso de cáncer, incluso si el paciente no tiene quejas especiales debido a su enfermedad o a la terapia contra el cáncer.

Complementos alimenticios sólo en caso de deficiencia comprobada.

El cuerpo necesita todos los nutrientes como vitaminas y minerales en la medida adecuada. Una deficiencia debilita el organismo, una concentración demasiado alta lo daña.

Una deficiencia de vitaminas y minerales puede ocurrir, por ejemplo, si los afectados comen muy poco y de manera demasiado unilateral, o si el cuerpo consume más de los que recibe. En determinadas circunstancias, se altera la absorción de dichos nutrientes o los vómitos y la diarrea provocan una mayor pérdida.

Entonces puede ser necesario suministrar por separado las vitaminas o minerales que faltan. Los médicos utilizan análisis de sangre para determinar si realmente existe una deficiencia de nutrientes. Por esta razón, recomiendan a los pacientes afectados un suplemento dietético adecuado en la dosis correcta.

Sin embargo, muchos pacientes con cáncer no necesitan suplementos dietéticos. Una dieta sana y equilibrada normalmente aporta al cuerpo todas las vitaminas y minerales necesarios. En el caso de la vitamina D, a menudo es suficiente pasar suficiente tiempo al aire libre durante los meses de verano: con la ayuda de la luz solar, el cuerpo puede producir la vitamina por sí mismo en la piel y acumularla para los meses de invierno.

Tome suplementos dietéticos únicamente después de consultar a su médico.

¿Y qué pasa con la vitamina C?

Durante la terapia contra el cáncer, los pacientes suelen desarrollar una deficiencia de vitamina C, que el cuerpo necesita, entre otras cosas, para tener un sistema inmunológico fuerte. Las carencias se pueden contrarrestar con el consumo abundante de frutas y verduras que contengan mucha esta vitamina. Son especialmente adecuados, por ejemplo, las bayas de espino amarillo (jugo), los pimientos dulces y las grosellas negras.

También se recomiendan los cítricos (como las naranjas), las patatas, la col, las espinacas y los tomates. Contienen algo menos de vitamina C, pero se suelen consumir en cantidades tan elevadas que se obtiene un aporte vitamínico relevante.

Sin embargo, en determinados casos, como la emaciación relacionada con el cáncer (caquexia tumoral), los trastornos de cicatrización de heridas o la fatiga crónica, puede ser necesario administrar vitamina C en forma de inyección o infusión.

Sin embargo, no es aconsejable tomar (dosis altas) de vitamina C sin una condición de deficiencia. Puede debilitar el efecto de la quimioterapia o la radioterapia debido a sus propiedades antioxidantes. Aunque también hay indicios de que ciertos medicamentos contra el cáncer podrían funcionar mejor en combinación con vitamina C, falta evidencia clara.

¿Qué comer cuando se padece cáncer?

La falta de apetito, las náuseas, la diarrea, la pérdida de peso (en el caso del cáncer, las más diversas enfermedades) o las molestias relacionadas con el tratamiento pueden dificultar la vida cotidiana de los pacientes. Además de otras medidas, como la medicación prescrita por el médico (p. ej., contra las náuseas), también puede ser útil un ajuste de la dieta.

¿Qué hacer en caso de pérdida de apetito?

La pérdida de apetito (anorexia o inapetencia) afecta a muchos pacientes con cáncer, especialmente en etapas más avanzadas. Puede deberse al propio cáncer, a la terapia del tumor y/o al estrés y la tensión psicológica. Sin embargo, para prevenir la desnutrición, es importante comer con regularidad a pesar de la falta de apetito.

¡Hable sobre la pérdida de apetito con su médico o dietista! Si es necesario, le recomendarán bebidas especiales ricas en calorías u otros complementos alimenticios.

A continuación se ofrecen importantes consejos de nutrición en caso de falta de apetito:

  • Consuma varias comidas pequeñas a lo largo del día, en lugar de intentar comer una porción grande en una sola comida. Evite largos descansos entre comidas. Tenga a mano pequeños snacks para entre horas, como galletas saladas, nueces, frutos secos, chocolate o barras de muesli.
  • Disfrute de sus comidas favoritas con más frecuencia (pero no cuando tenga náuseas o pueda desarrollar aversión hacia ellas).
  • Para tener siempre preparada una comida equilibrada y sin demasiado esfuerzo, también puedes cocinar (o hacer cocinar) con antelación o comprar comida congelada. Alternativamente, puede pedirle comida a un buen proveedor de alimentos.
  • Beber suficiente entre comidas en pequeños sorbos durante todo el día. Durante las comidas hay que evitar las bebidas o al menos beber sólo un poco, porque el líquido llena el estómago y provoca una sensación (prematura) de saciedad.
  • Preste atención a las comidas apetitosas y a una mesa bellamente puesta (por ejemplo, con flores). Esto no es sólo algo para la vista, sino que también puede aumentar el placer de comer.
  • Comer en compañía (agradable). La conversación puede distraer la atención de la renuencia a comer. Si está comiendo solo, es mejor distraerlo (p. ej., música, televisión, libros).
  • Evite los olores fuertes de comida y comida en su sala de estar (mantenga la puerta de la cocina cerrada, abra la ventana). Muchos pacientes encuentran estos olores desagradables o incluso nauseabundos. Si esto también se aplica a usted, también debería preferir los alimentos tibios o fríos a los platos calientes.
  • Algunas infusiones medicinales también tienen un efecto apetitoso, como las preparaciones a base de jengibre, cálamo, raíz de genciana, ajenjo, trébol amargo y/o milenrama. El efecto se basa en las sustancias amargas que contiene. También puede resultar útil tomar gotas estimulantes del apetito de la farmacia. ¡Pregúntele a su médico acerca de esto!
  • Las sustancias amargas que estimulan el apetito también se encuentran en bebidas adecuadas (¡previa consulta con su médico!) como aperitivo antes de las comidas, por ejemplo limón amargo, agua tónica, zumo de pomelo, cerveza sin alcohol, Campari o Martini (con alcohol). , ¡cuidado con posibles interacciones con medicamentos!).
  • Puede ser aconsejable complementar la dieta con bebidas energéticas y ricas en proteínas. Las soluciones especiales ofrecidas en distintos sabores se beben a sorbos entre comidas o también por la noche. ¡Hable con su médico acerca de esto!
  • Haga ejercicio de forma regular y suficiente: esto puede estimular el apetito. Por este motivo, también puede resultar útil un pequeño paseo antes de comer.

Anota en un diario de alimentos qué alimentos toleras bien o mal y cuáles te saben especialmente bien en ese momento.

Puedes leer más sobre este tema en el artículo Falta de apetito.

¿Qué comer si tienes dificultad para masticar y tragar?

  • Siéntese erguido cuando coma y beba para facilitar la deglución. Además, si inclinas la cabeza ligeramente hacia adelante y la barbilla hacia abajo al tragar, no te ahogarás tan fácilmente.
  • Come y bebe lentamente. No te distraigas y concéntrate en masticar y tragar. Lleve sólo una pequeña cantidad de comida o bebida a la boca a la vez.
  • Evite los alimentos duros, secos, quebradizos y quebradizos (p. ej., palitos de pretzel, galletas saladas, bizcochos, tostadas, hojuelas secas, verduras crudas). Los alimentos que se adhieren al paladar también son desfavorables.
  • Son más adecuados los alimentos blandos, viscosos o en puré, como carne cocida, pescado cocido (sin espinas), pasta, frutas y verduras coladas, huevos con salsa, sopas cremosas y, si es necesario, papillas preparadas para bebés (comida en tarro).
  • Utilice mantequilla, nata, cremas, mayonesa o aceite para enriquecer los alimentos y hacerlos más fáciles de tragar.
  • En casos de disfagia es útil espesar bebidas y alimentos líquidos (como sopas) con un espesante de sabor neutro.
  • Las bebidas adecuadas incluyen agua del grifo, agua mineral sin gas y té. Por otro lado, conviene evitar las bebidas carbonatadas.
  • Asegúrate de que tus bebidas no estén ni demasiado frías ni demasiado calientes. Una pajita también puede facilitar el consumo de alcohol.

Muchos pacientes con cáncer sufren de sequedad de boca (xerostomía), ya sea debido a su cáncer (p. ej., cáncer de glándulas salivales) o al tratamiento contra el cáncer (radioterapia o cirugía en la zona de la boca y la garganta, quimioterapia, etc.).

Entonces es recomendable beber pequeñas cantidades con frecuencia. Esto mantiene la mucosa oral húmeda. Muchos enfermos simplemente recurren al agua. A otros también les gusta tomar té. Puedes utilizar té de menta o limón para estimular el flujo de saliva. El té de manzanilla, en cambio, no es adecuado: reseca la mucosa.

Las bebidas ácidas como la limonada también tienen un efecto estimulante sobre el flujo de saliva, al igual que los alimentos y los dulces ácidos.

Precaución: Las bebidas y alimentos con alto contenido de ácido irritan las mucosas y, por tanto, no se recomiendan para las mucosas inflamadas de la boca y la garganta. Además, el ácido ataca el esmalte dental, por lo que consumir alimentos demasiado ácidos y con demasiada frecuencia no es una buena idea.

Si tiene la boca seca, también es beneficioso preferir bebidas frescas o frías, ya que mantienen la mucosa húmeda durante más tiempo. Pero al final también depende de cómo te sientas: si no te gusta nada el frío, elige bebidas calientes o tibias.

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