Disnea (dificultad para respirar): signos, causas, ayuda

Breve descripción

  • Descripción: Dificultad respiratoria o dificultad para respirar; ocurre de forma aguda o crónica; a veces en reposo, a veces sólo con esfuerzo; Posibles síntomas acompañantes como tos, palpitaciones, dolor en el pecho o mareos.
  • Causas: problemas respiratorios, incluidos cuerpos extraños o asma; problemas cardiovasculares, incluida hipertensión pulmonar o infarto de miocardio; fracturas, traumatismos en el tórax; Problemas neurológicos o causas psicológicas.
  • Diagnóstico: escucha de los pulmones y el corazón con un estetoscopio; análisis de sangre, prueba de función pulmonar; endoscopia pulmonar; Procedimientos de imagen: rayos X, tomografía computarizada o resonancia magnética.
  • ¿Cuándo consultar a un médico? Como regla general, siempre en caso de disnea; dificultad para respirar con dolor en el pecho, labios azules, asfixia o incluso paro respiratorio son emergencias. Llame inmediatamente al 112 y posiblemente preste primeros auxilios.
  • Tratamiento: Dependiendo de la causa, como antibióticos para infecciones bacterianas, cortisona y expectorantes para pseudocroup, cortisona y broncodilatadores para asma y EPOC, y cirugía y otros para determinadas causas.
  • Prevención: entre otras cosas, dejar de fumar previene la disnea crónica; No hay prevención específica contra causas agudas.

¿Qué es la disnea?

Sin embargo, cuanto más rápido respira el paciente, más superficial se vuelve la respiración: se produce dificultad para respirar. A menudo se añade al problema la asfixia y el miedo a la muerte, que lo agravan.

Formas: ¿Cómo se manifiesta la disnea?

Para los médicos, la disnea se puede caracterizar con mayor precisión en función de varios criterios, como la duración o las situaciones en las que se produce principalmente. Algunos ejemplos:

Dependiendo de la duración de la dificultad para respirar, se distingue entre disnea aguda y crónica. La disnea aguda es causada, por ejemplo, por un ataque de asma, una embolia pulmonar, un ataque cardíaco o un ataque de pánico. La disnea crónica se observa, por ejemplo, en insuficiencia cardíaca, EPOC o fibrosis pulmonar.

Si ya se produce dificultad para respirar en reposo, esto se denomina disnea de reposo. Si alguien sólo pierde el aliento durante el esfuerzo físico, esto se conoce como disnea de esfuerzo.

Si la dificultad para respirar se nota principalmente al estar acostado, pero mejora al estar sentado o de pie, se trata de ortopnea. Para algunos pacientes, esto es aún más difícil: la dificultad para respirar les atormenta especialmente cuando están acostados sobre el lado izquierdo y menos cuando están acostados sobre el lado derecho. Esto se llama entonces trepopnea.

La contraparte de la ortopnea es la platipnea, que se caracteriza por dificultad para respirar que ocurre principalmente cuando el paciente está en posición erguida (de pie o sentado).

A veces, la forma de disnea ya le da al médico pistas sobre la causa subyacente. La trepopnea, por ejemplo, es típica de diversas enfermedades cardíacas.

¿Qué se puede hacer al respecto?

Cuando se produce disnea, lo mejor es acudir al médico de inmediato. A corto plazo, los siguientes consejos pueden ayudar en ocasiones a combatir la dificultad para respirar:

  • En caso de dificultad respiratoria aguda, la persona afectada se sienta con la parte superior del cuerpo erguida y apoya los brazos (ligeramente doblados) sobre los muslos. En esta postura (llamada “asiento de cochero”), ciertos músculos apoyan mecánicamente la inhalación y la exhalación.
  • Es recomendable que los afectados mantengan la mayor calma posible o vuelvan a calmarse. Especialmente en el caso de la disnea de origen psicológico, esto a menudo ayuda a que la respiración vuelva a la normalidad.
  • El aire fresco y fresco también tiene un efecto beneficioso. Sobre todo porque el aire frío contiene más oxígeno. Esto a menudo alivia la disnea.
  • Es recomendable que los asmáticos tengan siempre a mano su spray para el asma.
  • Los pacientes que han padecido una enfermedad pulmonar crónica durante mucho tiempo suelen tener cilindros de oxígeno en casa. Lo mejor es discutir la dosis de oxígeno con su médico.

Disnea: Tratamiento por el médico

El tratamiento de la disnea depende de la causa. En consecuencia, varía. Algunos ejemplos:

A las personas con asma generalmente se les administran glucocorticoides antiinflamatorios (“cortisona”) y/o beta-simpaticomiméticos (dilatan los bronquios) para inhalación.

En caso de embolia pulmonar, lo primero que se suele recibir es un sedante y oxígeno. Si es necesario, los médicos estabilizan la circulación. El desencadenante de la embolia, el coágulo de sangre en el vaso pulmonar, se disuelve con medicamentos. Es posible que también sea necesario extirparlo en una operación.

Si la anemia debida a una deficiencia de hierro es responsable de la disnea, el paciente recibe un suplemento de hierro. En casos graves, se administra sangre (glóbulos rojos) como transfusión.

Si la causa de la dificultad para respirar es un tumor canceroso en la zona del pecho, el tratamiento depende del estadio de la enfermedad. Si es posible, el tumor se extirpa quirúrgicamente. La quimioterapia y/o la radioterapia también pueden ser apropiadas.

Causas

Son posibles muchas causas diferentes de disnea. Algunos de ellos están directamente relacionados con el tracto respiratorio superior o inferior (por ejemplo, cuerpo extraño inhalado, pseudocrup, asma, EPOC, embolia pulmonar). Además, diversas afecciones cardíacas y otras enfermedades también están asociadas con la dificultad para respirar. A continuación se ofrece una descripción general de las principales causas de la disnea:

Causas en el tracto respiratorio.

Cuerpos extraños o vómito: Si un cuerpo extraño es “tragado” y entra en la tráquea o los bronquios, se produce dificultad respiratoria aguda o incluso asfixia. Lo mismo ocurre, por ejemplo, si el vómito entra en las vías respiratorias.

Angioedema (edema de Quincke): hinchazón repentina de la piel y/o membrana mucosa. En la zona de la boca y la garganta, esta hinchazón provoca dificultad para respirar o incluso asfixia. El angioedema puede ser alérgico, pero a veces es provocado por diversas enfermedades y medicamentos.

Pseudocrup: también conocida como síndrome de crup, esta infección respiratoria suele ser causada por virus (como los virus del resfriado, la gripe o el sarampión). Implica hinchazón de la membrana mucosa del tracto respiratorio superior y de la salida laríngea. Las consecuencias son silbidos al respirar y tos como un ladrido. En casos graves, también puede producirse dificultad respiratoria.

Difteria (“verdadero crup”): esta infección respiratoria bacteriana también provoca que la membrana mucosa del tracto respiratorio superior se hinche. Si la enfermedad se propaga a la laringe, el resultado es tos perruna, ronquera y, en el peor de los casos, disnea potencialmente mortal. Sin embargo, gracias a la vacunación, la difteria es actualmente una enfermedad rara en Alemania.

Parálisis de las cuerdas vocales: la parálisis bilateral de las cuerdas vocales es otra posible causa de disnea. Ocurre, por ejemplo, debido a una lesión nerviosa resultante de una cirugía en el área de la garganta o daño a los nervios en el curso de diversas enfermedades.

Espasmo del frenillo vocal (espasmo de la glotis): en este caso, los músculos de la laringe se contraen repentinamente, estrechando la glotis y provocando dificultad para respirar. Si la glotis queda completamente cerrada por el espasmo, existe un grave peligro para la vida. Ocurre principalmente en niños. Es provocada por irritantes en el aire que respiramos (como ciertos aceites esenciales).

Asma bronquial: esta enfermedad respiratoria crónica es muy a menudo la causa de ataques de dificultad para respirar. Durante un ataque de asma, las vías respiratorias de los pulmones se estrechan temporalmente, ya sea por alérgenos como el polen (asma alérgica) o, por ejemplo, por el esfuerzo físico, el estrés o el frío (asma no alérgica).

Enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC): la EPOC también es una enfermedad respiratoria crónica generalizada asociada con un estrechamiento de las vías respiratorias de los pulmones. Sin embargo, este estrechamiento es permanente, a diferencia del asma. La principal causa de la EPOC es el tabaquismo.

Neumonía: En muchos casos trae disnea además de síntomas como fiebre y fatiga. La neumonía suele ser el resultado de una infección del tracto respiratorio y suele curarse sin mayores complicaciones. Sin embargo, la neumonía puede ser peligrosa para los niños y los ancianos.

Covid-19: muchos enfermos de Covid se quejan de dificultades respiratorias incluso después de cursos leves de la enfermedad. Los médicos sospechan que la causa son cambios patológicos en los vasos sanguíneos de los pulmones y pequeños coágulos que impiden el intercambio de gases. En casos graves, se observa daño tisular masivo y remodelación de los finos vasos sanguíneos de los pulmones. La covid prolongada o poscovid también puede ir acompañada de disnea.

Atelectasia: Atelectasia es el término utilizado por los médicos para describir una sección colapsada (“colapsada”) del pulmón. Dependiendo de su extensión, la disnea puede ser más o menos grave. La atelectasia puede ser congénita o resultar de una enfermedad (como neumotórax, tumor) o de la intrusión de un cuerpo extraño.

Fibrosis pulmonar: la fibrosis pulmonar se produce cuando el tejido conectivo de los pulmones aumenta patológicamente y luego se endurece y cicatriza. Este proceso progresivo perjudica cada vez más el intercambio de gases en los pulmones. Esto provoca dificultad para respirar, al principio sólo durante el esfuerzo físico y más tarde también en reposo. Los posibles desencadenantes incluyen la inhalación de contaminantes, infecciones crónicas, radiación a los pulmones y ciertos medicamentos.

Derrame pleural: La pleura (pleura) es una piel de dos palas en el pecho. La lámina interna (pleura) cubre los pulmones y la lámina externa (pleura) recubre el tórax. El estrecho espacio entre ellos (espacio pleural) se llena con algo de líquido. Si esta cantidad de líquido aumenta debido a una enfermedad (por ejemplo, en el caso de pleuresía húmeda), se denomina derrame pleural. Dependiendo de su extensión, provoca dificultad para respirar, sensación de opresión en el pecho y dolor respiratorio en el pecho.

Neumotórax: En el neumotórax, el aire ha entrado en el espacio en forma de espacio entre el pulmón y la pleura (espacio pleural). Los síntomas resultantes dependen de la causa y el alcance de esta infiltración de aire. Por ejemplo, hay disnea, tos irritable, dolor punzante y respiratorio en el pecho y decoloración azul de la piel y las membranas mucosas (cianosis).

Hipertensión pulmonar: en la hipertensión pulmonar, la presión arterial en los pulmones está permanentemente elevada. Dependiendo de la gravedad, esto provoca síntomas como dificultad para respirar, fatiga rápida, desmayos o retención de líquidos en las piernas. La hipertensión pulmonar es una enfermedad en sí misma o puede ser el resultado de otra enfermedad (como EPOC, fibrosis pulmonar, VIH, esquistosomiasis, enfermedad hepática y otras).

“Agua en los pulmones” (edema pulmonar): Se refiere a una acumulación de líquido en los pulmones. Es causada, por ejemplo, por enfermedades cardíacas, toxinas (como el humo), infecciones, inhalación de líquidos (como agua) o ciertos medicamentos. Los síntomas típicos del edema pulmonar incluyen disnea, tos y esputo espumoso.

Tumores: cuando crecimientos de tejido benignos o malignos estrechan o bloquean las vías respiratorias, también se presenta disnea. Esto ocurre, por ejemplo, con el cáncer de pulmón. El tejido cicatricial después de la extirpación quirúrgica de un tumor también puede estrechar las vías respiratorias y obstruir el flujo de aire.

Causas en el corazon

Varias afecciones cardíacas también pueden ser responsables de la disnea. Estos incluyen, por ejemplo: insuficiencia cardíaca, enfermedad de las válvulas cardíacas, ataque cardíaco o inflamación del músculo cardíaco.

Los defectos de las válvulas cardíacas también pueden causar dificultad para respirar. Si, por ejemplo, la válvula mitral, la válvula cardíaca entre la aurícula izquierda y el ventrículo izquierdo, tiene fugas (insuficiencia de la válvula mitral) o se estrecha (estenosis de la válvula mitral), los afectados sufren, entre otros síntomas, dificultad para respirar y tos.

La disnea intensa y repentina, la sensación de ansiedad u opresión en el pecho, así como la ansiedad o incluso el miedo a la muerte son síntomas típicos de un infarto. También se producen náuseas y vómitos, especialmente en mujeres.

Si se presentan dificultad para respirar con el esfuerzo, debilidad y fatiga creciente junto con síntomas similares a los de la gripe (resfriado, tos, fiebre, dolor de cabeza y dolor en las extremidades), la causa puede ser una inflamación del músculo cardíaco (miocarditis).

Otras causas de disnea

Existen otras posibles causas de disnea. Algunos ejemplos:

  • Anemia: Deficiencia del pigmento rojo de la sangre, hemoglobina, que es necesaria para transportar oxígeno en los glóbulos rojos. Por lo tanto, la anemia posiblemente desencadene dificultad para respirar, palpitaciones, zumbidos en los oídos, mareos y dolores de cabeza, entre otros síntomas. Los posibles desencadenantes de la anemia incluyen la deficiencia de hierro o vitamina B12.
  • Lesión en el pecho (traumatismo torácico): la dificultad para respirar también se produce, por ejemplo, cuando las costillas están magulladas o rotas.
  • Escoliosis: En la escoliosis, la columna está permanentemente curvada hacia los lados. En casos graves en los que la curvatura es grave, esto afecta la función pulmonar y provoca disnea.
  • Sarcoidosis: esta enfermedad inflamatoria se asocia con la formación de cambios nodulares en el tejido. Estos potencialmente se forman en cualquier parte del cuerpo. Muy a menudo, los pulmones se ven afectados. Esto puede reconocerse, entre otras cosas, por tos seca y disnea dependiente del esfuerzo.
  • Enfermedades neuromusculares: algunas enfermedades neuromusculares también causan en ocasiones disnea cuando los músculos respiratorios se ven afectados. Los ejemplos incluyen polio (poliomielitis), ELA y miastenia gravis.
  • Hiperventilación: el término se refiere a una respiración inusualmente profunda y/o rápida asociada con una sensación de dificultad para respirar. Además de determinadas enfermedades, la causa suele ser un gran estrés y excitación. Las mujeres se ven afectadas con más frecuencia que los hombres.
  • Trastornos de depresión y ansiedad: en ambos casos, los pacientes a veces tienen una sensación fásica de no poder respirar.

La disnea inducida psicológicamente (en depresión, hiperventilación relacionada con el estrés, trastornos de ansiedad y otros) también se denomina disnea psicógena.

¿Cuándo ver a un médico?

Ya sea gradual o repentino, siempre es recomendable que las personas con disnea consulten a un médico. Incluso si al principio no aparecen otros síntomas, la causa de la dificultad para respirar puede ser una enfermedad grave.

Si aparecen síntomas adicionales como dolor en el pecho o labios azules y piel pálida, ¡es mejor llamar a un médico de urgencias de inmediato! Porque estos pueden ser signos de una causa potencialmente mortal, como un ataque cardíaco o una embolia pulmonar.

¿Qué hace el médico?

Primero, el médico hará preguntas específicas sobre el historial médico (anamnesis), por ejemplo:

  • ¿Cuándo y dónde ocurrió la dificultad para respirar?
  • ¿La disnea ocurre en reposo o sólo durante la actividad física?
  • ¿La dificultad para respirar depende de determinadas posiciones del cuerpo o de determinadas horas del día?
  • ¿Ha empeorado la disnea recientemente?
  • ¿Con qué frecuencia ocurre la disnea?
  • ¿Hay otros síntomas además de la dificultad para respirar?
  • ¿Tiene alguna afección subyacente conocida (alergias, insuficiencia cardíaca, sarcoidosis u otras)?

A la entrevista de anamnesis le siguen varios exámenes. Ayudan a determinar la causa y el alcance de la disnea. Estos exámenes incluyen:

  • Escuchar los pulmones y el corazón: el médico escucha el tórax con un estetoscopio para detectar, por ejemplo, ruidos respiratorios sospechosos. También suele escuchar el corazón.
  • Valores de gases en sangre: entre otras cosas, el médico utiliza la oximetría de pulso para determinar qué tan saturada está la sangre con oxígeno.
  • Prueba de función pulmonar: con la ayuda de una prueba de función pulmonar (como la espirometría), el médico puede evaluar con mayor precisión el estado funcional de los pulmones y las vías respiratorias. Esta es una muy buena manera de evaluar el alcance de la EPOC o el asma, por ejemplo.
  • Endoscopia pulmonar: mediante la endoscopia pulmonar (broncoscopia) se pueden visualizar con más detalle la faringe, la laringe y los bronquios superiores.
  • Procedimientos de imagen: También pueden proporcionar información importante. Por ejemplo, los rayos X, la tomografía computarizada y la resonancia magnética pueden detectar inflamación pulmonar, embolia pulmonar y tumores en la cavidad torácica. También se pueden utilizar exámenes de ultrasonido y medicina nuclear.

La gravedad de la disnea se puede evaluar mediante la escala de Borg: lo realiza el médico (según la descripción del paciente) o el propio paciente mediante un cuestionario. La escala de Borg oscila entre 0 (ninguna disnea) y 10 (disnea máxima).

Prevención

Por otra parte, muchas causas agudas no pueden prevenirse específicamente.

Preguntas frecuentes sobre la disnea

¿Qué es la disnea?

Cuando una persona tiene dificultad para respirar suficiente aire, se llama disnea. Este es el término médico para la dificultad para respirar o dificultad para respirar. Las causas son, por ejemplo, enfermedades cardíacas y pulmonares, falta de oxígeno, intoxicaciones por fugas de gas u otras sustancias tóxicas. Dependiendo de su gravedad, la disnea puede ser leve, grave o persistente.

¿Cuáles son los síntomas de la disnea?

La dificultad para respirar, la falta de aire y la sensación de no recibir suficiente aire son los signos típicos de la disnea. Otros síntomas incluyen dolor en el pecho, mareos, sudoración y ansiedad. En la disnea severa, puede haber una coloración azulada de los labios, la cara o las extremidades debido a la falta de oxígeno.

¿Cuáles son las causas de la disnea?

Las enfermedades cardiovasculares, las enfermedades pulmonares y la anemia son causas comunes de disnea. Incluso un esfuerzo ligero provoca dificultad para respirar y, a veces, esto ocurre incluso durante el reposo físico. Otros desencadenantes son intoxicaciones, falta de oxígeno o obesidad, situaciones de estrés psicológico o estados de ansiedad y pánico. Las causas siempre deben ser aclaradas por un médico.

¿Es peligrosa la disnea?

¿Qué puedo hacer si tengo disnea?

En caso de disnea pronunciada, siéntate erguido, apóyate con los brazos a los costados y trata de encontrar un ritmo respiratorio lo más tranquilo y constante posible. Evite el estrés y el esfuerzo físico. Si la dificultad para respirar no desaparece o empeora, busque ayuda médica de inmediato. A largo plazo, la pérdida de peso, los ejercicios de respiración y el ejercicio físico ligero y regular suelen ayudar.

¿Cuáles son los diferentes tipos de disnea?

Existe una distinción entre disnea aguda y crónica. La disnea aguda ocurre repentinamente y requiere atención médica inmediata. La disnea crónica persiste durante un período de tiempo más largo y a menudo se asocia con afecciones a largo plazo como asma o EPOC. Otros tipos incluyen ortopnea (mientras está acostado), disnea paroxística nocturna (mientras duerme) y disnea inducida por el ejercicio (durante el esfuerzo físico).

¿Cómo debes dormir si tienes disnea?

Para la disnea, lo mejor es dormir con la parte superior del cuerpo elevada. Esto alivia particularmente muchas formas de insuficiencia cardíaca asociadas con la retención de agua (edema) en las piernas. Evite el alcohol y las comidas copiosas antes de acostarse, ya que pueden aumentar la dificultad para respirar.

¿Qué médico es responsable de la disnea?