Complicaciones Fractura de la cabeza tibial

Complicaciones

Las complicaciones no son infrecuentes, especialmente en el caso de las fracturas por luxación. Los fragmentos de hueso astillados pueden dañar los ligamentos circundantes del articulación de la rodilla (ligamentos internos, externos o cruzados) así como los meniscos. Debido a las partes dañadas de la articulación, artrosis de las articulación de la rodilla puede ocurrir durante los años posteriores a la lesión.

Para prevenir esto, un tibial cabeza fractura generalmente tiene que ser tratado quirúrgicamente. Otra complicación especial es el llamado síndrome compartimental. Aquí, la lesión provoca hinchazón de los músculos.

Los músculos de la parte inferior pierna están ubicados en compartimentos individuales o fascias. Si se produce hinchazón dentro de estos compartimentos cerrados, los músculos no tienen suficiente espacio para expandirse. Como resultado, el sangre el suministro se corta rápidamente.

El tejido está menos provisto de sangre y tiene un alto riesgo de morir. En la clínica, por lo tanto, se mide la presión en las cajas musculares para detectar el síndrome compartimental en una etapa temprana. En tal caso, las fascias musculares se dividen quirúrgicamente. El más bajo pierna se deja abierta durante un período de tiempo en la cicatriz de la operación para que la pierna inferior los músculos pueden expandirse y sangre se asegura la circulación al tejido.

Diagnóstico

Para diagnosticar una meseta tibial fractura, radiografías de los afectados pierna debe tomarse en varios planos. En el mar fractura Por lo general, la brecha ya se puede identificar claramente. Alternativamente, dicha fractura ósea se puede visualizar mediante tomografía computarizada (TC).

Un examen de resonancia magnética solo es adecuado para mostrar el ligamento o menisco lesiones. En algunos casos, un adicional articulación de la rodilla endoscopia (artroscopia) se realiza antes de la cirugía, para que el médico pueda ver exactamente cuánto y dónde está dañada internamente la articulación de la rodilla. Esto tiene consecuencias para el procedimiento terapéutico, además de diagnosticar la propia fractura de meseta tibial, el médico también debe descartar complicaciones como el síndrome compartimental.

Verificará si se conserva la sensibilidad de toda la pierna. También palpará los pulsos del pie. Si estos no son palpables, esto podría indicar un síndrome compartimental.

La medición de la presión dentro de las cajas de músculos también es pionera. En principio, existe la posibilidad de un tratamiento conservador o quirúrgico de la fractura de meseta tibial. En realidad, la terapia conservadora solo es posible si los fragmentos óseos de la fractura permanecen en su lugar y no se desplazan entre sí.

También se utiliza, por ejemplo, en pacientes muy ancianos con muchas enfermedades concomitantes que no podrían hacer frente a la anestesia. En la terapia conservadora, la pierna se coloca en yeso yeso durante aproximadamente un mes para que los fragmentos de hueso no se muevan y vuelvan a crecer en su posición. Si hay una fractura por luxación, los fragmentos de hueso deben volver a colocarse en su posición correcta antes de enyesar.

Esto se logra con la llamada terapia de extensión, en la que se aplica tracción a la pierna afectada, por lo que se extiende eso. Esto permite que las piezas de hueso vuelvan a colocarse en su posición correcta. Siguiendo el yeso tratamiento, los ejercicios fisioterapéuticos son muy importantes para restaurar y mejorar la movilidad en la articulación de la rodilla lesionada.

Por lo general, la rodilla vuelve a ser completamente resistente después de unas ocho a doce semanas. Sin embargo, el resultado general de la terapia conservadora no suele ser tan bueno como el del tratamiento quirúrgico de la lesión. En la gran mayoría de los casos, un tibial cabeza la fractura se trata quirúrgicamente.

Esto puede minimizar el riesgo de daño consecuente (por ejemplo, osteoartritis en la rodilla afectada). Los fragmentos óseos se fijan en su posición anatómica correcta durante la cirugía mediante placas o tornillos. Se debe tener especial cuidado en reconstruir la meseta tibial de forma anatómicamente correcta, ya que forma una superficie articular de la articulación de la rodilla.

De lo contrario, si el ajuste no es preciso, se puede desarrollar una carga incorrecta y un daño consecuente adicional a la articulación de la rodilla. A la operación también le sigue un tratamiento fisioterapéutico intensivo durante unos tres meses, que sirve para movilizar y estabilizar la articulación de la rodilla. Los músculos deben fortalecerse para que puedan estabilizar de manera óptima la articulación de la rodilla operada.

  • Terapia conservadora
  • Terapia quirurgica