Anatomía del ojo | El nervio óptico

Anatomia del ojo

Tarea del nervio óptico

Al igual que con todos los los nervios, la tarea básica del nervio óptico es transmitir señales eléctricas. La conversión de impresiones de luz externa en estas señales eléctricas se realiza mediante una serie de procesos bioquímicos dentro de las células nerviosas de la retina. A partir de ahí, se llevan a cabo a través de la nervio óptico a esas partes del cerebro que son responsables de procesar la información que contienen - el centro visual.

En su camino desde el órgano sensorial del ojo a las áreas de procesamiento primario en el cerebro, las señales eléctricas de lo que se percibe pasan a través de cuatro estaciones, donde cada una se conmuta desde una neurona a la siguiente. Los dos primeros cambios ya ocurren en el retina del ojo. La información luego sale del ojo con las extensiones del tercer neurona.

Aquí es donde alrededor de un millón de estas fibras nerviosas se agrupan para formar el nervio óptico. Las fibras del nervio óptico derecho e izquierdo se encuentran en la intersección del quiasma óptico. Aquí es donde la parte nasal respectiva de las fibras cruza hacia el lado opuesto.

A partir de este momento, la información de la mitad de la cara se agrupa y se envía a los centros de procesamiento posteriores. Por definición, el curso de el nervio óptico termina con el cruce de las fibras. Una lesión del tracto óptico en esta área da como resultado el llamado síndrome del quiasma.

Las fibras continúan funcionando como el llamado tractus óptico en la dirección de la corteza, donde se procesan directamente o después de transmitirse nuevamente. Las fibras nerviosas del tracto óptico están involucradas en la función del reflejo pupilar: si una luz fuerte entra en un ojo, la alumno tanto del ojo iluminado como del no iluminado se estrecha. Este reflejo se realiza mediante una interconexión especial de el nervio óptico fibras con el músculo responsable de la constricción de la alumno (M. esfínter pupila).