Alergia solar en niños | Alergia solar

Alergia solar en niños

Los niños también pueden ser alérgicos al sol con varios tipos de erupciones cutáneas. Al igual que en los adultos, se pueden formar manchas rojas, ampollas o nódulos que en la mayoría de los casos provocan un picor distintivo. También en los niños, la erupción en el caso de una alergia al sol se limita a aquellas partes del cuerpo que han estado en contacto directo con el sol. Especialmente los niños deben tener cuidado de que se rasquen sin inhibiciones en las zonas afectadas debido al picor, esto puede provocar lesiones en la piel. Puede obtener más información sobre este tema en: Alergia solar en niños

Diagnóstico

Una parte importante del diagnóstico es la entrevista con el paciente (anamnesis), porque proporciona información sobre cuándo han estado presentes los síntomas, si ocurrieron por primera vez y si un largo baño de sol lo precedió. También se debe preguntar si los pacientes están tomando medicamentos y si ya tienen alguna otra alergia. Los tipos de piel más claros se ven afectados con especial frecuencia, ya que la piel suele ser más sensible a la luz solar.

Las personas bronceadas también pueden sufrir alergias al sol. Después de la entrevista detallada del paciente, el médico debe inspeccionar y examinar la piel. Se palpan las áreas elevadas y las pústulas para comprobar su condición.

En el caso de los más pequeños cambios en la piel, se puede utilizar una lupa para una mejor inspección. El diagnóstico de alergia al sol generalmente se realiza mediante la combinación de cambios en la piel después de la exposición al sol. En caso de duda, el médico, en este caso un especialista en dermatología, puede realizar una llamada prueba de radiación o prueba de luz.

Para ello, determinadas zonas de la piel se irradian con los Radiación UV por unos pocos minutos. Este procedimiento también se puede repetir. Si aparece un cambio de piel, enrojecimiento, hinchazón o picazón en el transcurso de los días siguientes, una alergia a la luz o al sol está comprobada.

Si no hay cambios en la piel, un reacción alérgica de otra causa debe asumirse. Para encontrar e identificar la sustancia desencadenante, las pruebas de sensibilización adecuadas (prueba de pinchazo), en el que se examinan las reacciones cutáneas tras el contacto con determinadas sustancias. Existen diferentes cursos de alergia al sol y a la luz:

En unos pocos casos, las reacciones alérgicas a la exposición excesiva a la luz solar pueden ser tan graves que se producen reacciones anafilácticas, que se asocian con dificultad para respirar y situaciones potencialmente mortales y deben tratarse en consecuencia.

Para descartarlo, las pruebas de luz y radiación mencionadas anteriormente solo deben ser realizadas por un especialista en dermatología, quien luego puede intervenir inmediatamente con medicación si un choque anafiláctico es inminente. En algunos casos, las pruebas de irradiación y las pruebas de punción no proporcionan ninguna indicación de la causa de la reacción cutánea. En este caso puede ser útil llevar una pequeña piel biopsia y examinarlo en un laboratorio de patología.

Aunque esto puede no tener importancia para el tratamiento, es particularmente útil para hacer un diagnóstico. Las personas bronceadas también pueden sufrir alergias al sol. Después del examen detallado del paciente, el médico debe inspeccionar y examinar la piel.

Se palpan las áreas elevadas y las pústulas para comprobar su condición. En el caso de los cambios cutáneos más pequeños, se puede utilizar una lupa para una mejor inspección. El diagnóstico de alergia al sol generalmente se realiza mediante la combinación de cambios en la piel después de la exposición al sol.

En caso de duda, el médico, en este caso un especialista en dermatología, puede realizar la llamada prueba de radiación o prueba de luz, para lo cual se irradian determinadas zonas de la piel con los Radiación UV por unos pocos minutos. Este proceso también se puede repetir. Si ocurre un cambio de piel, enrojecimiento, hinchazón o picazón durante los días siguientes, una alergia a la luz o al sol está comprobada.

Si no hay cambios en la piel, una reacción alérgica de otra causa debe asumirse. Para encontrar e identificar la sustancia desencadenante, las pruebas de sensibilización adecuadas (prueba de pinchazo), en el que se examinan las reacciones cutáneas tras el contacto con determinadas sustancias. Existen diferentes cursos de alergia al sol y a la luz: en algunos casos, las reacciones alérgicas a la exposición excesiva al sol pueden ser tan graves que se producen reacciones anafilácticas, que se acompañan de dificultad para respirar y situaciones que ponen en peligro la vida y deben tratarse en consecuencia.

Para descartarlo, las pruebas de luz y radiación mencionadas anteriormente solo deben ser realizadas por un especialista en dermatología, quien luego puede intervenir inmediatamente con medicación si un choque anafiláctico es inminente. En algunos casos, las pruebas de irradiación y las pruebas de punción no proporcionan ninguna indicación de la causa de la reacción cutánea. En este caso puede ser útil llevar una pequeña piel biopsia y examinarlo en un laboratorio de patología. Aunque esto puede no tener importancia para el tratamiento, es particularmente útil para hacer un diagnóstico.