Obesidad – Prevención

Nutrición

Una dieta equilibrada es la base de una vida sana, incluso para las personas delgadas. Sin embargo, quienes tienden a tener sobrepeso deben prestar doble atención a qué y cuánto comen. Esto se debe a que una dieta adecuada puede reducir significativamente el riesgo de obesidad y enfermedades relacionadas. El consumo elevado de azúcar, por ejemplo, aumenta el riesgo de desarrollar diabetes.

También tiene sentido limitar el consumo de grasas y comer principalmente grasas valiosas que contengan ácidos grasos poliinsaturados. Entre ellos se encuentran aceites como el de oliva o el de colza, pero también el pescado graso de mar. En general, los expertos recomiendan que las personas que tienen que cuidar su peso coman preferentemente alimentos con baja densidad energética. Se trata de alimentos con un alto contenido en agua y fibra, pero bajo en grasas y azúcares.

El Ejercicio

Se recomienda un estilo de vida activo que integre mucho ejercicio, como subir escaleras y caminar, en la vida cotidiana y al menos 30 minutos de entrenamiento de resistencia al menos cinco días a la semana. Sin embargo, esto no es suficiente para perder peso.

equilibrio mental

No existe evidencia científica de que el estrés engorde. Sin embargo, hay alguna evidencia de que sí. Por ejemplo, muchas personas comen más cuando están bajo presión emocional y, como resultado, aumentan de peso.

Los estudios también han demostrado que las personas que no duermen lo suficiente tienen un mayor riesgo de tener sobrepeso. Y una de las principales razones de las alteraciones del sueño nocturno es el estrés. El estrés también podría promover el desarrollo de la obesidad a través de esta conexión.

En cualquier caso, parece especialmente útil para las personas propensas a la obesidad ralentizar su vida con técnicas específicas de gestión del estrés o de relajación (relajación muscular progresiva, entrenamiento autógeno).

Embarazo

Este riesgo es particularmente alto si la propia madre tiene sobrepeso o aumenta mucho de peso durante el embarazo. Existe un riesgo especialmente alto si la mujer embarazada desarrolla diabetes gestacional, que a menudo pasa desapercibida. Los cambios hormonales hacen que los niveles de azúcar en sangre de una mujer por lo demás sana se descarrilen. Los niños afectados suelen nacer con poco peso y tienen un alto riesgo de obesidad y diabetes desde el nacimiento.

Por lo tanto, una dieta saludable durante el embarazo y controles periódicos del nivel de azúcar en sangre son medidas de protección importantes para el niño.

Infancia y adolescencia

La nutrición en los primeros años de vida juega un papel decisivo en la prevención de la obesidad. Durante este tiempo se programa la conducta alimentaria y se sientan las bases de determinadas preferencias. Es muy probable que un niño gordo se convierta en un adolescente gordo y más tarde en un adulto gordo.

La educación también es un factor importante, ya que influye decisivamente en el estilo de vida: ¿Es el deporte una parte natural de la vida? ¿Qué y cuánto se come? También es lamentable que a los niños se les dé algo de comer como consuelo rápido cuando están tristes o molestos. Este comportamiento se arraiga y es difícil deshacerse de él más adelante en la vida adulta.