Pérdida de apetito en el niño | Pérdida de apetito

Pérdida de apetito en el niño.

En un niño pérdida de apetito es a menudo el primer signo cuando una enfermedad es inminente. Aquí es importante que se garantice una ingesta suficiente de líquidos. Los padres deben prestar atención a otros signos y, si se presentan síntomas acompañantes, consultar a un pediatra.

Incluso si se agrega pérdida de peso, se debe informar al pediatra. En los niños, las necesidades nutricionales dependen en gran medida de su consumo de energía. Si el niño no tiene el apetito habitual en un día determinado, esto puede deberse simplemente a que hace poco ejercicio o que come muchos dulces entre comidas.

Otra razón para la pérdida de apetito pueden ser eventos estresantes. Molestia en Kindergarten o la escuela o los cambios en la vida diaria a menudo hacen que el niño se niegue a comer. Cambios en dieta, por ejemplo, el cambio de papillas a alimentos sólidos o la transición a comer de forma independiente, también puede conducir a una inapetencia temporal.

La dentición también es una razón común para la disminución del apetito. La enfermedad de la tiroides también puede provocar una pérdida de apetito en ninos. Aquí, cansancio y la apatía son síntomas adicionales que lo acompañan. A sangre La prueba realizada por el médico puede confirmar el diagnóstico.

Pérdida de apetito en el bebé.

La pérdida temporal del apetito en los bebés suele ser inofensiva y puede ocurrir en ocasiones. Al igual que en los adultos, el apetito puede ser mayor o menor. Sin embargo, si esto condición dura mucho tiempo y el bebé no quiere beber, se deben aclarar las causas.

El control de peso regular es muy importante. Una causa común es la dentición en los bebés. Como esto lleva a dolor e insatisfacción, el bebé se niega a comer.

Además, si se desarrolla una infección gastrointestinal, se reduce el apetito. El estrés psicológico también puede provocar inapetencia en el bebé. El cambio de horario de verano a invierno, por ejemplo, puede ser una posible causa, al igual que un ambiente inquieto durante la lactancia.

La madre debe tener cuidado de crear una atmósfera de suficiente calma durante la lactancia y debe asegurarse de que la negativa a amamantar no se deba a una técnica de lactancia incorrecta. La reducción de la producción de leche por parte de la madre también puede ser la causa, por lo que al bebé no le gusta beber y, sobre todo, no quiere beber lo suficiente. Para asegurarse de que el bebé reciba suficientes líquidos a pesar de la pérdida de apetito, debe amamantarse con más frecuencia de lo habitual. Además, las cucharadas regulares de agua o té ayudan a proteger al bebé de deshidratación y aliviar cualquier malestar causado por una infección gastrointestinal.