Desgarro del ligamento colateral medial: pronóstico, tratamiento, síntomas

Breve descripción

  • Pronóstico: Con tratamiento temprano, buenas posibilidades de recuperación. En algunos casos, normalmente graves, persisten síntomas como dolor o inestabilidad en la articulación.
  • Tratamiento: Tratamiento agudo mediante inmovilización, enfriamiento, compresión y elevación. Otras opciones incluyen fisioterapia/entrenamiento muscular, analgésicos y cirugía.
  • Síntomas: dolor, hinchazón, hematomas si hay vasos afectados, rango de movimiento limitado y problemas para caminar.
  • Examen y diagnóstico: palpación, pruebas de función articular, examen radiológico, resonancia magnética (MRI).
  • Causas y factores de riesgo: Movimientos bruscos de torsión con la pierna extendida, accidentes deportivos o caídas; Los deportes con cambios bruscos de dirección son especialmente riesgosos. Las lesiones previas de rodilla aumentan el riesgo.
  • Prevención: entrenamiento específico de los músculos, calentamiento antes de practicar deporte, vendajes o cintas adhesivas.

¿Qué es un ligamento interno desgarrado?

Junto con las lesiones del ligamento cruzado anterior, la rotura del ligamento interno de la rodilla es una de las lesiones de ligamentos más comunes de la rodilla. Alrededor del ocho por ciento de todas las lesiones de rodilla afectan al ligamento medial. Sin embargo, muchas lesiones del ligamento medial son tan menores que no se registran. En muchos casos, se produce una rotura del ligamento interno junto con otras lesiones, especialmente lesiones en el menisco medial.

En comparación, una rotura del ligamento interno del pie, especialmente en el tobillo, no es tan común.

Anatomía: ligamento interno de la articulación de la rodilla

El ligamento interno de la articulación de la rodilla (ligamento colateral tibial) mide unos diez centímetros de largo y se extiende por dentro desde el extremo inferior del hueso del muslo (fémur) hasta la espinilla (tibia). Porciones del ligamento colateral medial están conectadas al menisco medial de la rodilla, por lo que ambas estructuras suelen lesionarse al mismo tiempo.

¿Cuánto tiempo se tarda en sanar de un ligamento interno desgarrado?

Después de una rotura del ligamento interno, la mayoría de las personas afectadas vuelven a la actividad deportiva con relativa rapidez. Sin embargo, es difícil determinar el momento óptimo y exacto para ello. La duración del proceso de curación es individual y depende de la gravedad de la lesión, pero suele ser de cuatro a seis semanas. ¿Qué más se puede hacer con un ligamento interno desgarrado?

Teniendo en cuenta las circunstancias y el progreso personal, y en consulta con los terapeutas, es aconsejable un retorno gradual a la actividad. Algunos terapeutas recomiendan proteger y estabilizar la articulación de la rodilla lesionada durante algún tiempo con una venda, una férula (órtesis) o con cintas. Para que el proceso de curación sea lo más positivo posible y sin molestias duraderas, los expertos aconsejan iniciar con cuidado y lentamente el deporte u otras actividades extenuantes.

Como ocurre con todas las lesiones de ligamentos, a menudo persiste el dolor, el llamado dolor por distensión. En casos raros, se desarrolla el llamado “síndrome de dolor regional complejo” (SDRC), en el que el dolor dura más y es más intenso de lo esperado. Sin embargo, en general, una rotura de ligamento de la rodilla suele tener un buen pronóstico, por lo que, por ejemplo, es posible volver a montar en bicicleta poco después del tratamiento.

¿Cuál es la terapia para un ligamento interno desgarrado?

En el tratamiento agudo de una rotura del ligamento interno, los médicos recomiendan seguir la regla PECH: reposo, hielo, compresión, elevación. Esto significa que quienes lo padecen deben suspender la actividad deportiva inmediatamente, elevar la rodilla (por encima del nivel del corazón), enfriarla con hielo o agua fría y aplicar una venda compresiva. Si es necesario, los analgésicos también pueden ayudar. Son especialmente adecuados los denominados antiinflamatorios no esteroides (AINE), como el ibuprofeno.

Tratamiento conservador

En caso de rotura de segundo grado del ligamento colateral medial, se recomienda inmovilizar primero la rodilla con una férula (órtesis) durante un breve periodo de tiempo y aliviar el dolor hasta que desaparezca. En general, es importante empezar a promover el movimiento conjunto (movilización) lo antes posible.

Tratamiento quirúrgico

Dependiendo de si el ligamento está parcial o totalmente desgarrado, es posible suturarlo (sutura del ligamento) o sustituirlo por un injerto.

Si el ligamento interno también se desprende del hueso, el médico lo vuelve a fijar en su lugar durante la cirugía. Para ello utiliza, por ejemplo, alambres de perforación, tornillos o pequeños clavos (alfileres). La cirugía también está indicada en otros casos, como cuando hay otras lesiones de rodilla además del ligamento interno desgarrado (como daño de menisco).

¿Cómo se puede reconocer un ligamento colateral medial desgarrado?

Además de la rotura del ligamento, a veces se lesionan pequeños vasos sanguíneos, lo que provoca un hematoma. Las personas con una rotura del ligamento interno también suelen tener una sensación de inestabilidad en la articulación de la rodilla. A menudo, la rodilla ya no se puede doblar sin dolor. Caminar sin problemas es difícil o incluso imposible.

¿Cómo se diagnostica una rotura del ligamento colateral medial?

Los especialistas en rotura del ligamento colateral medial son ortopedistas, traumatólogos y médicos deportivos. El diagnóstico de un ligamento interno desgarrado generalmente se puede realizar basándose en la descripción y el examen clínico. Al hablar con el paciente, el médico le hará, entre otras, las siguientes preguntas:

  • ¿Cómo ocurrió el accidente?
  • ¿Dónde tienes dolor?
  • ¿Ciertos movimientos son difíciles o dolorosos?
  • ¿Ha tenido alguna lesión en la rodilla antes?
  • ¿Estás ejerciendo una presión adicional sobre tu rodilla?

Se mueve la pierna para comprobar qué movimientos son posibles para la persona afectada y para saber en qué medida la función está restringida en comparación con la otra pierna. Se compara el movimiento de la pierna realizado por el médico (pasivo) y la fuerza muscular del propio paciente (activo). El médico también comprueba la facilidad para caminar de la persona lesionada y la estabilidad de la rodilla lesionada.

Una parte crucial del examen es la llamada prueba de esfuerzo en valgo. Para ello el paciente se acuesta. La pierna se extiende para el primer examen y la rodilla se dobla de 20 a 30 grados para el segundo examen. El médico sujeta firmemente el muslo y empuja suavemente la parte inferior de la pierna hacia afuera (“posición de pierna en X”). En caso de rotura del ligamento interno, la rodilla se puede “abrir” de esta manera más que la rodilla sana de la otra pierna.

Clasificación

Proyección de imagen

Si no hay hinchazón ni hematomas y no hay dolor durante los exámenes, no es necesario realizar imágenes. Esto se debe a que en estos casos el médico no asume lesiones adicionales en el hueso.

Si se sospecha que la rotura del ligamento interno va acompañada de lesiones óseas, el médico suele realizar una radiografía de la rodilla. Por lo general, toma dos fotografías desde diferentes direcciones y una fotografía con la rodilla doblada. Si es necesario, se realizan otras configuraciones especiales, como imágenes de túnel o imágenes retenidas.

A veces, en la radiografía aparecen calcificaciones en el origen del ligamento medial. Esta llamada sombra de Stieda-Pellegrini es un indicio de una lesión previa.

La resonancia magnética (MRI) sólo es necesaria en unos pocos casos. Estos incluyen lesiones graves del ligamento medial y sospecha de afectación del menisco.

¿Qué causa una rotura del ligamento interno?

Un desgarro del ligamento interno de la rodilla ocurre cuando la parte inferior de la pierna se empuja hacia afuera o se gira demasiado mientras la pierna está extendida. Esto suele ocurrir con cambios bruscos de dirección o velocidad y con lesiones por contacto. Ocurre especialmente en deportes como el fútbol, ​​el baloncesto, el tenis, el esquí, el rugby y la lucha libre.

Si la pierna se tuerce, a menudo se producen más lesiones en los ligamentos cruzados y los meniscos. Esta combinación es lo que los expertos llaman una “tríada infeliz” de lesiones.

Los factores de riesgo de una rotura del ligamento interno incluyen lesiones previas de rodilla. Esto se debe a que si las estructuras dañadas no sanan por completo, siguen siendo vulnerables a volver a lesionarse.

¿Se puede prevenir una rotura del ligamento interno?

En el caso de una rotura del ligamento interno, el movimiento de torsión en una posición de pierna extendida provoca especialmente una rotura. Al hacer deporte, por ejemplo, asegúrate siempre de levantar la pierna del suelo o doblarla ligeramente al girar. En esta posición los ligamentos colaterales se aflojan y se mueven mejor con el movimiento.

Los médicos siempre recomiendan calentar bien antes de hacer deporte. Esto afloja los ligamentos, los hace más elásticos y los prepara para la próxima carga.

Si ya ha sufrido una lesión en la rodilla, como soporte son adecuadas vendas o cintas, con las que la articulación queda algo aliviada y asegurada.