Infección del tracto urinario: síntomas y causas

Breve descripción

  • Síntomas: micción frecuente y dolorosa de pequeñas cantidades de orina, dolor tipo calambre en la vejiga, olor a menudo desagradable, orina turbia (raramente con sangre), a veces fiebre.
  • Causas y factores de riesgo: Principalmente bacterias, a veces otros patógenos, a menudo debido al transporte de bacterias desde la región anal; factores de riesgo: relaciones sexuales frecuentes, obstrucciones del drenaje urinario, catéteres vesicales, diabetes mellitus, enfermedades inmunes
  • Diagnóstico: historial médico, diversos exámenes de orina, examen de ultrasonido (ecografía), si es necesario, exámenes adicionales como medición del flujo de orina (uroflujometría) o cistograma miccional (examen de rayos X).
  • Prevención: ingesta suficiente de líquidos, micción regular, ciertos métodos anticonceptivos, higiene íntima adecuada; en casos crónicos, los medicamentos o, por ejemplo, la estimulación inmune son una opción después de la consulta médica.

¿Qué es la cistitis?

La cistitis suele ir acompañada de una necesidad frecuente de orinar y dolor al orinar. En la mayoría de los casos, la cistitis no es complicada. Sin embargo, si no se trata, a veces provoca pielonefritis, que es una complicación grave que requiere atención médica urgente.

Después de la menopausia, el riesgo de infecciones de la vejiga vuelve a aumentar ligeramente. Debido a la disminución del nivel de estrógeno, la membrana mucosa de la uretra se vuelve más delgada, lo que facilita que los gérmenes penetren hasta la vejiga.

Las infecciones de vejiga ocurren con mayor frecuencia en bebés y niños pequeños, independientemente del sexo. Una razón es que el sistema inmunológico aún no está tan desarrollado como en los adultos. Si la cistitis ocurre con especial frecuencia, a veces se presentan posibles malformaciones de los órganos del tracto urinario y de los genitales, especialmente en los niños pequeños.

¿Cistitis complicada o no complicada?

Sin embargo, si se cumple uno de estos factores, a menudo favorece el desarrollo de cistitis y provoca complicaciones. Los médicos definen esto como una forma complicada de cistitis.

Formas especiales de cistitis.

Además de la cistitis clásica, existen otras formas mucho más raras, como por ejemplo:

  • La cistitis intersticial es crónica y no tiene causa bacteriana o viral.
  • En la cistitis enfisematosa, se produce la formación de gases en la vejiga, lo que a menudo afecta a los diabéticos.

¿La cistitis es contagiosa?

Con una higiene adecuada, el riesgo de infección por cistitis es bajo, pero sigue presente.

La infección directa también es posible a través de las relaciones sexuales. En este caso, los condones suelen impedir que las bacterias lleguen a la uretra.

¿Cuáles son los síntomas?

Los signos clásicos de una infección de la vejiga común (sin complicaciones) son dolor al orinar, que generalmente se siente como una sensación de ardor. Además, la inflamación de la vejiga es típica de una necesidad fuerte y frecuente de orinar. En la mayoría de los casos, sólo se eliminan pequeñas cantidades de orina al orinar.

  • Dolor al orinar
  • Dificultad para orinar
  • Micción frecuente
  • Aumento de la micción nocturna (nicturia)
  • Dolor en el área de la vejiga (dolor suprapúbico)
  • Calambres, contracción dolorosa de la vejiga con una fuerte necesidad de orinar (tenesmo)

Además, existen otros signos, algunos de los cuales son indicativos de cistitis:

  • Orina turbia y/o con olor desagradable
  • Aumento de secreción (flúor) en mujeres, si la infección también se extiende a la vagina
  • Fiebre, pero rara en cistitis simple.
  • Pérdida incontrolada de orina: la necesidad de orinar es tan repentina y apremiante que la persona afectada ya no puede llegar a tiempo al baño (incontinencia urgente).
  • Color de la orina parduzco o rojizo: en casos raros, hay una decoloración visible de la orina debido a la sangre (macrohematuria). Por el contrario, son más frecuentes las mezclas de sangre que no son visibles a simple vista (microhematuria).

¿Qué causa la cistitis?

Con diferencia, la causa más común de cistitis son las bacterias. En la mayoría de los casos, los patógenos se originan en los intestinos, entran por la uretra y “trepan” hasta la vejiga. El caso inverso, en el que la inflamación comienza en los riñones y los gérmenes descienden desde allí a través de los uréteres hasta la vejiga, es muy raro.

Más raramente, también se dan casos de cistitis sin bacterias como desencadenante. En tales casos, hongos como Candida albicans, parásitos y virus (por ejemplo, adenovirus o poliomas) también son posibles causas de cistitis.

De lo contrario, a veces la cistitis también se produce como efecto secundario de determinados fármacos, por ejemplo la ciclofosfamida, que se utiliza para enfermedades tumorales. También es posible que la radiación en la región pélvica pueda causar cistitis (cistitis por radiación).

¿Qué sucede exactamente durante la cistitis?

Cuando se produce cistitis, la membrana mucosa de la vejiga urinaria se ve afectada.

La sangre en la orina también puede aparecer como resultado de la irritación de la mucosa de la vejiga, pero es uno de los signos más raros de la enfermedad.

Los factores de riesgo

Ciertos factores de riesgo aumentan tanto la probabilidad de desarrollar cistitis como el riesgo de un curso complicado. Éstas incluyen:

  • Relaciones sexuales frecuentes (cistitis de luna de miel): la fricción mecánica permite que los patógenos intestinales de la región anal ingresen más fácilmente a la uretra.
  • Sonda vesical prolongada
  • Disfunción de la vejiga: si la orina se acumula, las bacterias encuentran en ella un caldo de cultivo óptimo para multiplicarse. Esto puede causar infecciones recurrentes del tracto urinario.
  • Diabetes mellitus: las personas afectadas suelen ser más susceptibles a las infecciones y el aumento de azúcar en la orina también sirve como nutriente para las bacterias.
  • Sistema inmunológico debilitado: causado, por ejemplo, por hipotermia (ropa fría y mojada) o influencias psicológicas como el estrés.
  • Intervenciones mecánicas como cistoscopia e irrigación.
  • Embarazo y puerperio: El tracto urinario se dilata debido al cambio hormonal durante el embarazo y en las primeras semanas después del nacimiento. Esto facilita que los gérmenes penetren y asciendan al tracto urinario.

¿Cómo se trata la cistitis?

El objetivo del tratamiento de la cistitis es principalmente hacer que los síntomas molestos desaparezcan más rápidamente y prevenir posibles complicaciones. La cistitis no complicada a menudo se cura por sí sola sin el uso de antibióticos. En principio, es recomendable acudir al médico si se presentan síntomas y sobre todo si la cistitis no desaparece.

Medidas generales y farmacoterapéuticas.

Con la terapia adecuada para la cistitis, el médico puede acelerar el proceso de recuperación y vigilar los posibles factores de riesgo. Suele recetar medidas terapéuticas generales y, si es necesario, medicamentos como antibióticos.

Además, se pueden utilizar alternativas a base de hierbas, especialmente para las infecciones de la vejiga que se repiten con frecuencia. Estos incluyen, por ejemplo, preparaciones con hojas de gayuba, capuchina o raíz de rábano picante. En el caso de las hojas de gayuba, es importante no utilizarlas más de una semana y no más de cinco veces al año. Lo mejor es que los afectados hablen previamente con su médico.

Como ocurre con casi todas las infecciones bacterianas, los antibióticos son el fármaco de elección para la cistitis causada por bacterias. Los médicos suelen recetarlos en forma de cápsulas o tabletas. En casos más graves, cuando la cistitis provoca inflamación de la pelvis renal (pielonefritis), a veces se administran antibióticos directamente en la vena en forma de infusión.

En principio, los médicos intentan mantener la terapia con antibióticos lo más eficaz y breve posible para reducir el riesgo de que se desarrolle la llamada resistencia a los antibióticos. Las resistencias son insensibilidades de las bacterias a determinadas sustancias activas.

Si una terapia con antibióticos no produce ningún efecto, suele deberse a diferentes motivos. En ocasiones se debe a errores de aplicación al tomar el medicamento, o a factores de riesgo no reconocidos que impiden el éxito. Si no se puede eliminar la causa, los médicos suelen cambiar a otro antibiótico.

Cistitis: Tratamiento en el embarazo

El tratamiento de la cistitis durante el embarazo también se basa en antibióticos. Sin embargo, los médicos utilizan preparados que son bien tolerados durante esta fase particular de la vida. Se trata principalmente de principios activos del grupo de las penicilinas y las cefalosporinas, así como de fosfomicina-trometamol.

Dado que la cistitis durante el embarazo a veces provoca complicaciones graves, es importante consultar a un médico lo antes posible. Sólo así es posible iniciar con el tratamiento adecuado y evitar complicaciones. Incluso cuando se utilizan preparaciones de venta libre o remedios caseros, es importante consultar a un médico con antelación durante el embarazo.

Cistitis: remedios caseros

Los preparados que contienen D-manosa, que se utilizan principalmente como medida preventiva para las infecciones recurrentes y no complicadas del tracto urinario en las mujeres, también se pueden adquirir sin receta en droguerías o farmacias. En niños con infecciones frecuentes de la vejiga, los médicos recomiendan el uso de manosa sólo desde el final de la infancia y la adolescencia.

Los remedios caseros tienen sus límites. Si los síntomas persisten durante mucho tiempo, no mejoran o incluso empeoran, siempre se debe consultar a un médico.

Qué remedios caseros también ayudan y cuáles es mejor evitar, los aprenderá aquí: Cistitis – Remedios caseros.

Homeopatía: ¿tratar la cistitis sin antibióticos?

Los remedios homeopáticos se pueden utilizar para complementar el tratamiento médico convencional de la cistitis, pero el concepto de homeopatía y su eficacia específica son controvertidos en la ciencia y no han sido demostrados claramente mediante estudios.

Para más información, haga clic aquí: Homeopatía para la cistitis.

¿Cómo se diagnostica la cistitis?

En una mujer joven y por lo demás sana, la cistitis tiene un significado diferente que, por ejemplo, en hombres jóvenes, mujeres embarazadas o diabéticos.

El historial médico a menudo también muestra si la cistitis es complicada o no.

Diagnóstico de orina

En otros casos, como en mujeres embarazadas, niños o hombres jóvenes, tras la realización de la historia clínica se realizan exámenes adicionales. El diagnóstico de orina es particularmente importante en casos de sospecha de cistitis. El médico organiza un examen de la orina en busca de bacterias y sangre, utilizando varios métodos:

  • El examen microscópico de orina: Permite una estimación más precisa del recuento bacteriano y la identificación de células.
  • El urocultivo: aquí los patógenos presentes en la orina se cultivan en un medio nutritivo especial para luego identificarlos con precisión.

La tira reactiva de orina no es suficiente como único instrumento de diagnóstico. Sin embargo, el médico lo utiliza si primero es necesario aclarar si hay bacterias presentes en mayor número en la orina. Si no hay síntomas de cistitis, aunque el número de bacterias en la orina esté aumentado (bacteriuria asintomática), el tratamiento no es absolutamente necesario.

Para la muestra de orina que se va a examinar, los médicos solicitan la llamada “orina a mitad de chorro”. Esto significa que la orina debe recogerse del chorro de orina que ya está circulando. Por tanto, los primeros o últimos mililitros van al baño.

Exámenes por imágenes

Si se sospecha inflamación de los riñones u otros factores que complican la situación, se puede realizar una ecografía (ecografía) como examen adicional. Esto permite determinar la cantidad de orina residual, lo que permite al médico sacar conclusiones sobre un trastorno del vaciado de la vejiga.

¿Cuál es el curso de la cistitis?

La gran mayoría de la cistitis es inofensiva. Una cistitis simple se cura de forma espontánea o con la terapia antibiótica adecuada al cabo de unos días. Algunas mujeres experimentan cistitis recurrente a intervalos regulares y el riesgo aumenta especialmente con la edad.

Si nota los síntomas típicos de la cistitis, consulte a un médico lo antes posible. Aunque una infección de vejiga común es relativamente inofensiva, el riesgo de complicaciones aumenta si los afectados simplemente esperan. El riesgo de infecciones crónicas de la vejiga también se puede reducir significativamente con una terapia antibiótica oportuna.

Posibles complicaciones de la cistitis.

Cistitis recurrente: Para las personas que padecen cistitis con especial frecuencia, los médicos también se refieren a cistitis crónica o recurrente. Por definición, los médicos consideran que este es el caso cuando se producen al menos dos episodios de cistitis cada seis meses o tres al año. En esta forma, los patógenos atípicos también suelen ser los desencadenantes.

Además de una sensación general y grave de malestar, la pielonefritis también se presenta con los síntomas típicos de una infección del tracto genitourinario superior. A menudo se añaden signos específicos de enfermedad como una inflamación de la vejiga. La función renal, por el contrario, no se ve afectada.

Epididimitis: Así como los patógenos en algunos casos ascienden a la pelvis renal, en los hombres llegan al epidídimo a través del conducto deferente. El resultado es una inflamación del epidídimo, que se acompaña de hinchazón y, a veces, de dolor intenso. Dado que los espermatozoides maduran en el epidídimo, en casos extremos puede producirse infertilidad.

Complicaciones del embarazo: las mujeres embarazadas tienen más probabilidades de sufrir infecciones de la vejiga debido a ciertos cambios hormonales. En casos raros y especialmente desfavorables, puede existir riesgo de parto prematuro, peso reducido al nacer y cierta forma de presión arterial alta durante el embarazo (preeclampsia).

¿Cómo prevenir la cistitis?

Algunas personas son más propensas a contraer una infección de la vejiga que otras. Esto depende de varios factores. Sin embargo, existen ciertas medidas que ayudan a mantener sano el tracto urinario. Además, existen otras opciones preventivas para las infecciones recurrentes de la vejiga, pero algunas de ellas requieren consulta médica.

Que puedes hacer tu mismo

  • Beba abundantemente: preferiblemente al menos dos litros de agua y té de hierbas o de frutas sin azúcar.
  • Visite el baño con regularidad: trate de no reprimir las ganas de orinar. Si la orina limpia la uretra con más frecuencia, es más difícil que las bacterias crezcan allí. Especialmente después de las relaciones sexuales, es importante que las mujeres orinen (entre diez y quince minutos).
  • Tenga en cuenta la dirección de limpieza: si se limpia de adelante hacia atrás después de ir al baño, no frotará las bacterias del ano hacia la uretra.
  • Mantener abrigado: Especialmente los pies y el abdomen. El enfriamiento debilita el sistema inmunológico, lo que facilita el crecimiento de bacterias.
  • Asegúrese de una higiene íntima regular pero no excesiva: Lo mejor es lavar la zona íntima únicamente con agua tibia o una loción de lavado con un valor de pH adaptado al entorno vaginal. El jabón, los sprays íntimos o los desinfectantes a veces irritan las sensibles mucosas.

Prevención de la cistitis recurrente.

  • D-manosa: Según estudios iniciales, la D-manosa parece tener un efecto preventivo similar al de los antibióticos para las infecciones recurrentes del tracto urinario. La manosa se une a los procesos celulares (pili) de las bacterias y evita así que se adhieran a la mucosa de la vejiga.
  • Estimulación inmunológica: con la ayuda de la administración de patógenos muertos también es posible entrenar el sistema inmunológico de tal manera que se produzcan menos infecciones de la vejiga. La estimulación inmunológica es posible tanto tomando comprimidos como mediante inyecciones (vacuna).
  • Estrógeno: en algunos casos, las mujeres posmenopáusicas reciben ayuda mediante el uso de un ungüento de estrógeno recetado para reducir la incidencia de infecciones del tracto urinario.

Según algunos estudios, el uso de prebióticos o determinadas cepas de lactobacilos, así como la ingesta de arándanos, también parecen capaces de prevenir las infecciones recurrentes de la vejiga. Sin embargo, (todavía) faltan pruebas científicas suficientes. Los datos sobre los productos de arándano (por ejemplo, jugo, cápsulas, tabletas) son inconsistentes. Por este motivo, las directrices médicas actualmente vigentes no hacen recomendaciones específicas.