Laxantes para bajar de peso.

¿Se puede adelgazar con laxantes?

Cualquiera que se pregunte si los laxantes son adecuados para perder peso, primero necesita saber cómo y dónde actúan estas sustancias en el cuerpo.

¿Qué hacen los laxantes en el cuerpo?

Los laxantes ejercen su efecto a través de diferentes mecanismos. Por ejemplo, algunos aseguran que el agua se retenga dentro del intestino en lugar de ser absorbida a través de la pared intestinal (p. ej., lactulosa, sales de Epsom, macrogol, bisacodilo) o que se libere más agua y sales en el intestino (p. ej., bisacodilo, picosulfato de sodio, antraquinonas). de hojas de sen o corteza de aliso). Ambos hacen que las heces sean más blandas y resbaladizas, por lo que pueden evacuarse más fácilmente.

Otros laxantes estimulan los movimientos intestinales, es decir, la peristalsis intestinal (por ejemplo, aceite de ricino, antraquinonas de las hojas de sen o corteza de aliso). De este modo, las heces se transportan más rápidamente hacia la salida.

Por qué adelgazar con laxantes no funciona

Independientemente del mecanismo de acción que utilicen los laxantes, ejercen su efecto principalmente en el intestino grueso. Sin embargo, cuando la comida llega allí, la absorción de grasas, carbohidratos y otros nutrientes está prácticamente completa. Esto ocurre casi exclusivamente en el intestino delgado, es decir, una estación antes del intestino grueso.

Laxantes para bajar de peso – los riesgos

Por lo tanto, no es posible una verdadera pérdida de peso con laxantes. Es más, el intento implica riesgos para la salud:

Por ejemplo, el uso regular de laxantes para perder peso o por otros motivos (como el estreñimiento crónico) puede alterar peligrosamente el equilibrio hídrico y electrolítico. Esto se debe a que la mayoría de los laxantes hacen que el cuerpo pierda una gran cantidad de líquidos y sales, especialmente potasio y magnesio. Esto puede provocar estreñimiento y arritmias cardíacas, entre otras cosas. En el peor de los casos, puede incluso provocar insuficiencia renal (insuficiencia renal) o parálisis intestinal (íleo paralítico).

Además, el uso indebido de algunos laxantes (para adelgazar, trastornos alimentarios, etc.) puede resultar adictivo: el uso repetido hace que el intestino se vuelva cada vez más lento. En algún momento, ya no puede vaciarse por sí solo, sino sólo con la ayuda de dosis crecientes de laxantes: un círculo vicioso.

Conclusión

¡No tomes laxantes para adelgazar! Los beneficios son ilusorios y los riesgos no deben subestimarse.

En cambio, a veces contienen drogas sintéticas no declaradas en una dosis farmacológicamente eficaz o incluso en una sobredosis (por ejemplo, fenolftaleína). Esta sustancia solía usarse como laxante, pero luego fue retirada del mercado debido a efectos secundarios graves (como edema pulmonar, edema cerebral, daño renal, etc.).

Lo que realmente ayuda a perder peso

Así que si realmente quieres deshacerte de los depósitos de grasa, lo mejor es prescindir de los laxantes. Para adelgazar no basta con beber tés ni tragar cápsulas. En lugar de ello, hay que estar activo: para perder peso de forma saludable y duradera, no hay forma de evitar un cambio en la dieta y ejercicio regular. Puedes leer más sobre esto aquí.