Falta de concentración: ¿qué hacer?

Breve descripción

  • Causas: p. ej. sobrecarga mental, estrés, trastornos del sueño, falta de nutrientes, muy poco ejercicio, trastornos circulatorios, enfermedades subyacentes como alergias, demencia, debilidad renal (insuficiencia renal), anorexia, presión arterial baja, hipotiroidismo, TDAH
  • Falta de concentración en los niños: a menudo reconocible por errores por descuido (p. ej. en problemas de aritmética) o fácil distracción
  • ¿Qué ayuda con la falta de concentración? Dependiendo de la causa, por ejemplo, descansos regulares, patrones de sueño regulares, más ejercicio, una dieta equilibrada, técnicas de relajación, tratamiento de una enfermedad subyacente (por ejemplo, tomar hormonas tiroideas para el hipotiroidismo)

Mala concentración: causas y posibles enfermedades

Los términos falta de concentración y trastorno de concentración describen la capacidad reducida de una persona para concentrarse en una tarea específica durante un período de tiempo más largo. Las personas que no pueden concentrarse adecuadamente se distraen fácilmente con estímulos externos y sus pensamientos se desvían rápidamente.

La falta de concentración puede ser temporal e inofensiva o indicar una enfermedad (grave). Las causas más importantes de la mala concentración incluyen

Estilo de vida poco saludable

Falta de sueño o trastorno del sueño: las personas que duermen muy poco suelen tener dificultades para concentrarse durante el día. Esto se debe a que la falta de sueño reduce la actividad de determinadas regiones del cerebro que controlan la atención, entre otras cosas.

Nutrición incorrecta o inadecuada: el cerebro necesita suficientes carbohidratos, proteínas, grasas, vitaminas, minerales y agua para funcionar de manera óptima. Si los hidratos de carbono se consumen de forma irregular o en cantidades insuficientes (p. ej., en el caso de la anorexia), también se producen fluctuaciones en el nivel de azúcar en sangre. Estos provocan una caída en el rendimiento y una mala concentración. La falta de otros nutrientes (como vitamina B, hierro, magnesio) también puede afectar la concentración.

Falta de ejercicio: A veces, la falta de actividad física es la causa de una mala concentración. Por el contrario, quienes se mueven mucho garantizan una mejor circulación sanguínea en el cuerpo y, por tanto, un mejor suministro de oxígeno al cerebro.

Síndrome de abstinencia de alcohol: Los problemas de concentración, así como la inquietud motora e interior son síntomas comunes de la abstinencia de alcohol.

Menopausia

Algunas mujeres menopáusicas sufren la llamada “niebla mental”: desarrollan problemas cognitivos como dificultad para concentrarse o olvidos.

Varias enfermedades

Deterioro de la circulación cerebral: esto puede provocar una falta de oxígeno y nutrientes y provocar una mala concentración. Una razón común de la falta de flujo sanguíneo al cerebro es la "calcificación" (arteriosclerosis) de los vasos cerebrales.

Demencia: las enfermedades demencia como el Alzheimer están asociadas con problemas de memoria, orientación y concentración; por ejemplo, cuando el cerebro ya no recibe suficiente sangre, las células cerebrales mueren o se depositan proteínas en el cerebro.

Trastorno por déficit de atención sin (TDA) o con hiperactividad (TDAH): Además de los niños, los adultos también pueden sufrir TDA o TDAH. Los afectados sufren, entre otras cosas, trastornos de concentración, ya que se alteran los circuitos reguladores del cerebro que controlan la atención.

Presión arterial baja: Los trastornos de concentración son síntomas típicos de la hipotensión, ya que se reduce el flujo sanguíneo al cerebro. La falta de rendimiento, el cansancio, las palpitaciones y las manos y pies fríos también pueden indicar presión arterial baja.

Otras enfermedades: La falta de concentración puede ser un síntoma concomitante de otras enfermedades, como hipotiroidismo, debilidad renal, depresión e hiperglucemia.

Medicamentos contra el cáncer

Como efecto secundario, estos medicamentos pueden provocar trastornos del pensamiento y de la concentración. Los médicos se refieren a esto como "quimiocerebro". El motivo de este efecto secundario aún no se comprende completamente.

Mala concentración: ¿qué puede ayudar?

En muchos casos, usted mismo puede hacer algo para solucionar la falta de concentración. Los siguientes consejos pueden ayudar tanto a niños como a adultos:

Estilo de vida saludable

Lleva una dieta equilibrada y variada para aportar a tu cerebro todos los nutrientes que necesita. Esto evita la mala concentración debido a la desnutrición.

Beba lo suficiente: beba entre 1.5 y dos litros de líquido al día. Lo mejor es agua, agua mineral y té (sin azúcar). Un cerebro "sediento" no puede funcionar de manera óptima, lo que promueve una mala concentración.

Consuma estimulantes con moderación: No consuma demasiada cafeína, nicotina y alcohol.

Descansos regulares: asegúrese de que su cuerpo y su mente puedan recuperarse de vez en cuando, especialmente si el estrés y el exceso de trabajo son posibles causas de falta de concentración. Se recomiendan, por ejemplo, paseos al aire libre.

Técnicas de relajación: Los métodos de relajación como el entrenamiento autógeno, la meditación o la relajación muscular progresiva pueden ayudar con mucho estrés y la vida cotidiana agitada, así como con los problemas de sueño causados ​​por el nerviosismo.

Consumo de medios con moderación: Limitar el consumo de medios (TV, ordenador, smartphone, etc.) y el exceso de sonido (equipo estéreo, auriculares, etc.). Si el cerebro tiene que hacer frente a demasiados estímulos externos, resulta cada vez más difícil concentrarse.

Sin sedantes ni estimulantes: evite dichos medicamentos si es posible.

Masajes y ejercicios.

Masaje de oídos: También puedes intentar aumentar tu concentración con un masaje de oídos para estimular la circulación sanguínea. Para ello, amase vigorosamente las aurículas con las yemas de los dedos durante un minuto. Luego acaricia las aurículas hacia los lóbulos de las orejas.

Ejercicios de respiración: Puedes realizar el siguiente ejercicio varias veces al día para mejorar la concentración y reducir el estrés: Siéntate derecho mientras colocas los pies uno al lado del otro en el suelo. Coloque las manos sobre los muslos, cierre los ojos y respire lentamente y exhale profundamente varias veces.

Métodos de curación complementarios.

Plantas medicinales: Los extractos de raíz de ginseng, por ejemplo, se suelen utilizar en estados de agotamiento y trastornos leves de concentración en la mediana y la vejez. Se dice que los extractos de ginkgo mejoran la circulación sanguínea en el cerebro, por lo que se recomiendan para la falta de concentración como resultado de la enfermedad de Alzheimer o la mala circulación sanguínea en el cerebro.

Aceites esenciales: También se dice que el aroma de algunos aceites esenciales estimula la concentración. Son adecuados, por ejemplo, los aceites de lavanda, bergamota y romero. Sin embargo, ¡se recomienda precaución si es propenso a sufrir alergias!

Remedios homeopáticos: La homeopatía también cuenta con diversos remedios para los trastornos de concentración, como Avena sativa D3 (mal rendimiento y agotamiento), Kalium morphicum D6 (para el olvido) y Aethusa cynapium D6 (para la mala concentración). Sin embargo, tenga en cuenta que el concepto de homeopatía y su eficacia específica son controvertidos en la ciencia y no han sido demostrados claramente mediante estudios.

Si tu falta de concentración persiste durante un período de tiempo más largo y no mejora o incluso empeora, ¡debes consultar a un médico!

Mala concentración en los niños.

Exceso de trabajo y estrés: incluso los niños pueden sufrir esto, por ejemplo debido a las altas exigencias en la escuela, un programa de ocio ajustado o discusiones en el seno de la familia. La sobrecarga persistente se manifiesta en los adolescentes en forma de dolores de estómago, de cabeza, cansancio o dificultad para concentrarse. El estrés excesivo también puede provocar ansiedad y nerviosismo (escolar).

Falta de sueño o de nutrientes: Dormir lo suficiente y recibir todos los nutrientes importantes a través de los alimentos son requisitos previos para que los niños puedan concentrarse. Si falta uno o ambos, los problemas de concentración son una de las consecuencias.

Demasiado tiempo frente a la pantalla: los estudios demuestran que los niños que pasan mucho tiempo en medios electrónicos son más propensos a tener problemas de concentración.

TDAH: si la impulsividad y la hiperactividad acompañan a la falta de concentración, el TDAH (trastorno por déficit de atención con hiperactividad) puede ser la causa subyacente. El trastorno por déficit de atención sin hiperactividad (TDA), más raro, también puede provocar falta de concentración.

Causas físicas: En ocasiones los trastornos de concentración en los niños se deben a falta de ejercicio, infecciones (como resfriados o gripe), intolerancias o alergias, por ejemplo.

Falta de concentración: ¿cuándo acudir al médico?

Si la falta de concentración le resulta extremadamente desagradable o incluso amenazante, debe consultar a un médico. Lo mismo se aplica si los problemas de concentración aparecen repentinamente, no se pueden explicar (por ejemplo, debido a niveles inusualmente altos de estrés) o empeoran.

Un médico también debe controlar la falta de concentración frecuente e inexplicable en los niños.

Mala concentración: examen

En primer lugar, el médico hablará detalladamente con el paciente sobre su historial médico (anamnesis). Un examen físico y posiblemente otros métodos de examen pueden ayudar a aclarar una causa orgánica de la falta de concentración.

Por ejemplo, el médico puede realizar análisis de sangre (si se sospecha deficiencia de hierro, debilidad renal o hipotiroidismo) o mediciones de la presión arterial (si se sospecha presión arterial baja) o utilizar técnicas de imagen (si se sospecha arteriosclerosis o demencia).

Si detrás de la falta de concentración hay una enfermedad subyacente, el médico la tratará. Por lo general, esto también mejora la capacidad de concentración.