Incontinencia fecal: causas, tratamiento

Breve descripción

  • Causas: Deterioro de los músculos del esfínter y del suelo pélvico, provocado, entre otras cosas, por la edad, una enfermedad (p. ej., accidente cerebrovascular) o una lesión (p. ej., desgarro perineal después del parto).
  • Tratamiento: El médico trata la incontinencia fecal según la causa. Los remedios incluyen medicación, biorretroalimentación y fisioterapia, un cambio en la dieta o tampones anales. En casos severos, es necesaria la cirugía.
  • Descripción: En la incontinencia fecal, las personas afectadas pierden la capacidad de retener el contenido intestinal y los gases intestinales.
  • Diagnóstico: discusión con el médico (p. ej., sobre el comportamiento intestinal), exámenes físicos del esfínter y el recto (p. ej., colonoscopia, examen de ultrasonido, manometría del esfínter anal, defecografía).
  • Curso: El pronóstico varía ampliamente y depende de la causa y de la edad del individuo afectado. En muchos casos, la calidad de vida puede mejorar significativamente mediante terapias adecuadas.

¿Cuáles son las causas de la incontinencia fecal?

La evacuación intestinal es un proceso complejo que involucra varias áreas del intestino. El llamado órgano de continencia “anorecto” (esfínter) cierra el ano. Permite retener o expulsar deposiciones y gases intestinales de forma controlada (continencia). El órgano de continencia está formado por el recto (= última sección del intestino), como depósito de las heces, y el aparato esfinteriano (= esfínter), que rodea el canal anal.

Si uno o ambos componentes se dañan en el transcurso de la vida debido a enfermedades, malformaciones o lesiones, se puede producir incontinencia fecal. En raras ocasiones, la incontinencia intestinal es congénita, por ejemplo debido a malformaciones.

Las causas más importantes de incontinencia fecal de un vistazo:

Debilidad de los músculos del esfínter y del suelo pélvico en la vejez.

Desgarro perineal después del parto.

Las mujeres suelen verse afectadas por la incontinencia fecal después del parto vaginal. En este caso, el músculo del esfínter (desgarro perineal) se desgarra, a menudo sin notarse, durante las contracciones de empuje, lo que posteriormente provoca molestias. La incontinencia intestinal también puede ocurrir como resultado de una cirugía anal en la que se lesiona el músculo del esfínter.

Prolapso rectal

El prolapso rectal (prolapso rectal) también provoca incontinencia fecal en determinadas circunstancias. Esto ocurre cuando el recto se desplaza de su posición original y sobresale del ano (a menudo durante las deposiciones sólidas). Muy a menudo, las hemorroides avanzadas (grado 3 a 4) desencadenan un prolapso rectal.

Enfermedades neurológicas

Otro posible desencadenante son las molestias en la columna o cuando los nervios pélvicos se dañan después del parto vaginal. Asimismo, el embarazo en algunos casos provoca que los músculos del suelo pélvico se debiliten. Especialmente en el período inmediatamente anterior al nacimiento, algunas mujeres experimentan una descarga no deseada de flatulencias o heces.

Diarrea

En las enfermedades diarreicas, las heces líquidas, incluso en personas sanas, pueden sobrecargar el músculo del esfínter y hacer que las personas afectadas no puedan retener las heces. Las causas de la diarrea suelen ser infecciones, intoxicación alimentaria, intolerancias alimentarias (p. ej., intolerancia a la lactosa) y, con menor frecuencia, enfermedades intestinales crónicas (p. ej., enfermedad de Crohn o colitis ulcerosa).

Estreñimiento

Las heces acuosas suelen ser difíciles de controlar y, como resultado, salen en forma de gotitas. Además, las personas con estreñimiento suelen esforzarse demasiado para vaciar el intestino. Esto puede provocar que el músculo del esfínter se estire demasiado o se lesione, lo que favorece aún más la incontinencia fecal.

Constricción intestinal debido a un tumor o cirugía.

Si un tumor estrecha el intestino o si el tamaño del recto se ha reducido quirúrgicamente (p. ej., después de la extirpación de un tumor o de una fístula anal), posteriormente puede producirse incontinencia fecal.

Obesidad

El sobrepeso grave (obesidad) favorece la debilidad de los músculos del suelo pélvico y, con ello, entre otras cosas, la incontinencia fecal.

Medicamentos

En algunos casos, ciertos medicamentos provocan incontinencia fecal. Estos incluyen laxantes (por ejemplo, queroseno), antidepresivos y medicamentos para la enfermedad de Parkinson.

Desordenes mentales

¿Qué se puede hacer ante la incontinencia fecal?

El médico trata la incontinencia fecal según la causa. Al principio, suele recurrir a terapias no quirúrgicas (conservadoras). Estos incluyen medicación, entrenamiento de los músculos del suelo pélvico, biorretroalimentación o un cambio en la dieta. En la mayoría de los casos, estas medidas ya dan buenos resultados.

Si la causa de los síntomas son enfermedades subyacentes, como una enfermedad inflamatoria intestinal crónica, el médico los trata primero para luego reparar los daños en el músculo del esfínter.

En casos graves de incontinencia fecal o si las medidas no quirúrgicas no logran el éxito deseado, es necesaria la cirugía.

Entrenamiento del suelo pélvico

Ejercicios para la incontinencia fecal.

Para fortalecer el suelo pélvico y los músculos del esfínter, ayudan ejercicios específicos. De esta forma, podrá mejorar el control de los gases y las heces y prevenir la incontinencia fecal.

Ejercicio en posición supina.

  • Acuéstese boca arriba sobre una superficie recta.
  • Estire las piernas en paralelo y tense los glúteos junto con el esfínter (¡aprieta!).
  • Mantenga la tensión durante tres segundos mientras exhala y luego relaje los músculos mientras inhala.
  • Repita el ejercicio una vez con las piernas extendidas y cruzadas, y una vez con las piernas arriba (rodillas dobladas, plantas de los pies en el suelo).

Haga ejercicio sentado

  • Siéntate en una silla.
  • Incline la parte superior del cuerpo ligeramente hacia adelante.
  • Coloque ambas piernas una al lado de la otra y realice el primer ejercicio (ejercicio en decúbito supino) mientras está sentado.
  • Ahora presione ambos talones uno contra el otro y al mismo tiempo separe las rodillas.

Ejercicio en decúbito prono

  • Acuéstese sobre una superficie recta en posición boca abajo.
  • Junte los talones y al mismo tiempo separe las rodillas.
  • Apriete los músculos de los glúteos mientras hace esto.

Haga ejercicio estando de pie

  • Párate derecho.
  • Tensa el músculo del esfínter junto con los músculos de los glúteos.
  • Mantenga la tensión durante tres segundos mientras exhala y luego relaje los músculos mientras inhala.
  • Repita el ejercicio mientras camina.

Ejercicio en la vida diaria

  • En la vida cotidiana (por ejemplo, al esperar en un semáforo en rojo, cepillarse los dientes por la mañana, conducir, en la oficina), intente tensar las nalgas y el esfínter durante unos segundos. Mantenga la tensión el mayor tiempo posible.

Lo mejor es realizar estos ejercicios con regularidad (unas diez repeticiones por ejercicio dos veces al día).

Dieta

Los alimentos hinchables, como el psyllium remojado en agua, también aumentan el volumen de las heces, lo que normaliza la consistencia de las heces. El arroz, una manzana rallada o puré de plátanos también ayudan a los intestinos a regular las deposiciones.

Por otro lado, las personas con incontinencia fecal deben evitar alimentos que irriten el intestino, como el café, el alcohol y los alimentos flatulentos (p. ej. frijoles, repollo, bebidas carbonatadas).

Un diario de heces puede ayudarle a desarrollar una mejor idea de qué alimentos y hábitos promueven su continencia o empeoran los síntomas.

Hábitos intestinales adecuados

Al ir al baño, es importante prestar atención a unos hábitos intestinales adecuados. Tenga en cuenta lo siguiente:

  • Vaya al baño sólo cuando tenga ganas de defecar.
  • No presione demasiado durante las deposiciones.
  • No permanecer demasiado tiempo sentado en el baño (no más de tres minutos, no leer el periódico).

SIDA

Biorretroalimentación

Para percibir mejor el suelo pélvico y la propia tensión de los esfínteres, el uso del biofeedback puede ayudar como complemento. Para ello, el médico coloca un pequeño globo en el canal anal mediante una sonda, que el paciente debe apretar con los músculos del esfínter.

Un dispositivo indica mediante señales visuales o acústicas cuando el paciente aprieta la pelota. También indica qué tan fuerte es la contracción de los músculos anales. El entrenamiento de biofeedback sigue un plan de ejercicios definido individualmente y elaborado por el médico. Normalmente, sólo se necesitan unas pocas sesiones (entre seis y diez) para reactivar el suelo pélvico, y después los pacientes continúan haciendo ejercicio (sin dispositivo) en casa.

Electroestimulación

En el caso de inflamación del recto, no se recomienda el uso de biofeedback y electroestimulación, ya que irrita aún más la pared intestinal.

Medicamentos

Se pueden utilizar varios medicamentos para tratar la incontinencia fecal. Dependiendo del efecto deseado, el médico puede prescribir laxantes (laxantes) o medicamentos que inhiben la actividad intestinal (inhibidores de la motilidad).

Para evitar una descarga sorpresa de heces, prescribe laxantes que estimulan el colon para que expulse las heces. Además, se pueden utilizar supositorios laxantes suaves o enemas (clísteres) para vaciar específicamente el intestino en el momento deseado.

Los inhibidores de la motilidad, como el principio activo loperamida, ralentizan el transporte de alimentos a través del intestino. Las heces se espesan y el paciente tiene que ir al baño con menos frecuencia.

La cirugía

Lo ideal es que la cirugía en la zona del suelo pélvico la realice un médico especializado (proctólogo) en un centro quirúrgico especializado en esta zona.

Cirugía del músculo esfínter

El método más común utilizado para la incontinencia fecal es la cirugía, en la que el médico restaura el músculo del esfínter tanto como sea posible. Para hacer esto, el médico vuelve a coser el músculo del esfínter después de lesiones o desgarros. Realiza la operación a través del ano, es decir, sin incisión abdominal, por lo que no resulta muy estresante para el paciente.

Si el esfínter está gravemente dañado, el médico suele sustituirlo por un implante extraído del cuerpo (normalmente un músculo del muslo), también llamado gracilisplastia. En algunos casos, el médico utiliza un esfínter artificial no corporal o una banda anal de plástico.

Marcapasos intestinal (estimulación del nervio sacro)

El método es especialmente adecuado para personas cuya incontinencia fecal es causada por un trastorno neurológico. El procedimiento bajo anestesia dura unos 40 minutos y normalmente requiere una breve estancia hospitalaria.

Cirugía de prolapso

En el caso de prolapso rectal, el médico fija el recto al sacro de la pelvis pequeña con la ayuda de una red de plástico. El médico suele realizar esta operación durante una laparoscopia a través de la pared abdominal utilizando un endoscopio. Este también es un procedimiento menor que no requiere una gran incisión abdominal.

El procedimiento suele ir seguido de una estancia hospitalaria de cuatro a cinco días.

Inyecciones con “agentes de carga

Sin embargo, el efecto de los agentes de carga a menudo dura poco tiempo y debe repetirse. Dado que también son posibles reacciones alérgicas a las sustancias, esta terapia sólo se realiza en casos excepcionales de incontinencia fecal.

Salida intestinal artificial

Si todas las opciones de tratamiento fallan, en casos raros el médico crea una salida intestinal artificial (estoma), que luego puede operar nuevamente. En este caso, el médico conecta parte del colon con la pared abdominal. Esto crea una abertura a la que se coloca una bolsa para defecar. Sin embargo, este procedimiento sólo debería realizarse después de una cuidadosa consideración.

Para un tratamiento duradero, normalmente son necesarias medidas no quirúrgicas de apoyo después de la cirugía.

¿Qué es la incontinencia fecal?

La incontinencia fecal no es una enfermedad en sí misma, sino que ocurre como síntoma de diversas enfermedades. Dependiendo de su gravedad, se puede dividir en tres grados de gravedad:

Grado 1: La ropa interior se ensucia con frecuencia y los gases intestinales escapan incontrolablemente.

Grado 2: La ropa interior se ensucia con frecuencia, los gases intestinales se escapan incontrolablemente y la persona afectada pierde heces líquidas.

Grado 3: La persona afectada ya no tiene control sobre cuándo y dónde evacua las heces líquidas y sólidas y deja escapar los gases intestinales.

¿Quién se ve particularmente afectado?

En general, la incontinencia fecal puede afectar a personas de cualquier grupo de edad. Alrededor del uno al tres por ciento de la población mundial sufre de incontinencia fecal. En Alemania hay unas 800,000 personas afectadas. El número de personas mayores afectadas es mucho mayor que el de los más jóvenes.

Estrés psicológico con incontinencia fecal.

Las personas con incontinencia fecal suelen tener un nivel de sufrimiento muy alto porque el momento de la pérdida fecal es impredecible. Esto suele asociarse a vergüenza y a un gran estrés psicológico para los afectados. Debido al miedo a verse envueltos en una situación desagradable en público, las personas con incontinencia fecal suelen retraerse.

Prefieren quedarse en casa, rechazar invitaciones, no ir a eventos o restaurantes y no compartir sus experiencias con quienes los rodean (por ejemplo, familiares, amigos) por vergüenza. Suelen sufrir gravemente el aislamiento social.

Las personas con incontinencia fecal a menudo no se atreven a comentar su problema con su médico. Sin embargo, seguramente se dispone de ayuda del médico y de una variedad de terapias y numerosos medios auxiliares. En muchos casos, la incontinencia fecal es fácilmente tratable, lo que normalmente permite a quienes la padecen llevar una vida cotidiana normal a pesar de la incontinencia intestinal.

¿Cómo realiza el médico el diagnóstico?

Ante las primeras dificultades prolongadas con el control de las heces (p. ej., cuando las flatulencias desaparecen involuntariamente), es importante consultar a un médico lo antes posible.

A qué médico consultar para un diagnóstico varía según la causa. Puede ser el médico de cabecera, el ginecólogo, el urólogo o el especialista rectal (proctólogo). Se aplica lo siguiente: cuanto antes contacte a un médico, antes podrá ayudarle y, en el mejor de los casos, remediar los síntomas.

hablar con el medico

En primer lugar, el médico mantendrá una conversación detallada con el paciente y realizará un historial médico. Entre otras cosas, hace preguntas sobre los síntomas y las deposiciones.

Los médicos recomiendan llevar un diario de hábitos sanitarios unas dos semanas antes de la cita con el médico:

  • ¿Cuántas veces al día defecas?
  • @ ¿Con qué frecuencia tienes que apurarte para llegar a tiempo al baño?
  • ¿Con qué frecuencia las heces salen sin control y sin que usted lo sienta?
  • ¿Usas toallas sanitarias/pañales?
  • ¿Tu ropa interior o tus toallas sanitarias están sucias?
  • ¿Su incontinencia fecal le impide realizar actividades diarias normales, como salir de casa o ir de compras?
  • ¿Cuál es la consistencia de sus heces? ¿Predominantemente firme, suave y líquido?

Una conversación franca con su médico es el primer paso para encontrar la causa de sus síntomas y contribuye en gran medida a encontrar el tratamiento adecuado.

El camino hacia la clarificación suele llevar mucho tiempo. Muchos enfermos se niegan a hablar del tema por vergüenza y miedo. Pero no tema confiar en su médico. Él está ahí para ayudarte y mejorar tu calidad de vida con el tratamiento adecuado.

Examen físico

Para evaluar el esfínter y el recto, el médico los palpa suavemente. Entre otras cosas, determina el grado de tensión del músculo del esfínter en reposo y cuando se contrae conscientemente. Si es necesario, el médico utiliza la palpación para determinar si hay pólipos o tumores.

Exámenes adicionales

Luego, el médico realiza una rectoscopia (examen del recto) y una colonoscopia (examen del colon). Esto le permite descartar tumores como causa (rara) de incontinencia fecal.

A esto le siguen exámenes adicionales para evaluar la función del músculo del esfínter. En la llamada manometría del esfínter (manometría anorrectal), el médico mide los valores de presión en el canal anal con una pequeña sonda (catéter de medición). Un examen anal con ecografía (endosonografía) también proporciona al médico información sobre si existe alguna lesión en el músculo del esfínter, como las que se producen después del parto o de una cirugía.

Si es necesario, el médico utilizará técnicas de imagen como la tomografía computarizada (CT) o la resonancia magnética (MRI) para producir imágenes transversales del esfínter y el suelo pélvico.

¿Es curable la incontinencia fecal?

El pronóstico de la incontinencia fecal varía de persona a persona. Tanto la causa como la edad de la persona afectada influyen en el curso. Sin embargo, las terapias adecuadas suelen aliviar los síntomas y mejorar significativamente la calidad de vida. Sin embargo, no siempre es posible restablecer completamente el control intestinal.

¿Cómo se puede prevenir la incontinencia fecal?

No es posible prevenir específicamente la incontinencia fecal en todos los casos. Sin embargo, existen algunas medidas que puede tomar para reducir significativamente su riesgo:

  • Haga ejercicio con regularidad.
  • Fortalezca los músculos del suelo pélvico (por ejemplo, mediante entrenamiento del suelo pélvico o ejercicios específicos).
  • Evite el exceso
  • Abstenerse de comer alimentos flatulentos (por ejemplo, frijoles, repollo, bebidas carbonatadas).
  • Beba suficiente (al menos dos litros de líquido al día).
  • Asegúrese de defecar con regularidad.