Breve descripción
- Curso de la enfermedad y pronóstico: Dependiendo de la ubicación y extensión, potencialmente mortal, posibles secuelas como trastornos del movimiento, deterioro cognitivo, parálisis, mejor pronóstico con hemorragia pequeña y terapia temprana
- Examen y diagnóstico: Si es necesario, historia clínica, antecedentes familiares, antecedentes de accidentes, procedimientos de imagen, tomografía computarizada (TC), resonancia magnética (MRI), imágenes vasculares con medio de contraste para rayos X (angiografía)
- Síntomas: dolor de cabeza intenso y repentino, náuseas, vómitos, pérdida del conocimiento, coma.
- Tratamiento: Detener el sangrado mediante cirugía, procedimientos quirúrgicos como clipaje o enrollamiento.
- Prevención: No hay prevención general, tratar la hipertensión, evitar factores que aumenten la presión arterial.
¿Qué es una hemorragia subaracnoidea?
En una hemorragia subaracnoidea, un vaso se rompe entre las meninges medias (aracnoideas) y las meninges blandas que se encuentran directamente sobre el cerebro.
En Europa Central y Estados Unidos, aproximadamente entre seis y nueve de cada 100,000 personas sufren un SAB cada año. La hemorragia subaracnoidea suele ocurrir entre los 30 y los 60 años, pero la edad promedio es de 50 años. Las mujeres se ven afectadas con un poco más de frecuencia que los hombres.
¿Cuáles son las posibilidades de recuperación de una hemorragia subaracnoidea?
En general, la hemorragia subaracnoidea es potencialmente mortal. En total, una de cada dos personas afectadas por SAB muere. Aproximadamente la mitad de los supervivientes sufren efectos tardíos de la hemorragia subaracnoidea, como parálisis, trastornos de coordinación o discapacidades mentales, y un tercio sigue dependiendo de ayuda externa durante el resto de su vida.
El tratamiento médico intensivo temprano de la hemorragia subaracnoidea mejora las posibilidades de recuperación y el pronóstico.
La hemorragia subaracnoidea se manifiesta como un dolor de cabeza aplastante. Es potencialmente mortal. Por lo tanto, cualquier persona que tenga un dolor de cabeza masivo y repentino que nunca antes haya experimentado debe acudir a la sala de emergencias de un hospital o llamar al 911.
Entre otras cosas, el médico pregunta sobre familiares que han sufrido accidentes cerebrovasculares y hemorragias cerebrales, porque a veces la hemorragia subaracnoidea es hereditaria.
Técnicas de imagen
Para diagnosticar una hemorragia subaracnoidea, una tomografía computarizada (tomografía computarizada) del cráneo es particularmente informativa. En la llamada tomografía computarizada craneal (TCC), el médico suele reconocer la hemorragia subaracnoidea como una zona blanca bidimensional adyacente a la superficie del cerebro.
La resonancia magnética (MRI) también se puede utilizar para detectar una hemorragia subaracnoidea en los primeros días después del evento. Si la tomografía computarizada o la resonancia magnética no arrojan resultados notables, la recolección de líquido cefalorraquídeo (LCR) a través de una punción lumbar ayuda en el diagnóstico. Una muestra de sangre indica SAB.
Para identificar el origen del sangrado (como un aneurisma), el médico a veces realiza una radiografía de los vasos (angiografía).
¿Cuál es la causa de una hemorragia subaracnoidea?
La rotura del aneurisma no está relacionada con una enfermedad específica, pero a menudo ocurre en plena salud sin síntomas previos, a menudo incluso en reposo absoluto. A veces, la hemorragia subaracnoidea está precedida por un esfuerzo físico, como levantar objetos pesados, defecar con dificultad (presionar mucho) o tener relaciones sexuales.
La causa de la rotura del aneurisma a veces también es un aumento repentino de la presión arterial.
A veces, a pesar de una búsqueda intensiva, no se puede encontrar ninguna causa para la hemorragia subaracnoidea.
Hemorragia subaracnoidea: factores de riesgo
Los factores de riesgo prevenibles de hemorragia subaracnoidea incluyen presión arterial alta, tabaquismo, consumo excesivo de alcohol y consumo de cocaína. Los factores de riesgo no prevenibles para SAB incluyen la edad, antecedentes de SAB, antecedentes familiares de SAB, factores genéticos o cambios vasculares como un aneurisma.
Los síntomas principales de la hemorragia subaracnoidea son dolores de cabeza repentinos, intensos y nunca antes experimentados que se extienden rápidamente desde el cuello o la frente a toda la cabeza y, en las horas siguientes, también hacia la espalda.
Este llamado “dolor de cabeza por aniquilación” suele ir acompañado de náuseas, vómitos, fotofobia y rigidez del cuello (meningismo). Dependiendo de la extensión de la hemorragia subaracnoidea, se producen alteraciones de la conciencia hasta un coma profundo.
Cinco grados de hemorragia subaracnoidea
Los expertos dividen la gravedad de una hemorragia subaracnoidea en cinco grados (clasificación de Hunt y Hess). Estos se basan en la gravedad de los síntomas y pueden estar relacionados con la puntuación en la llamada Escala de Coma de Glasgow (GCS).
- Grado I de Hunt y Hess: dolor de cabeza leve o nulo, posiblemente rigidez de nuca leve, puntuación GCS 15
- Grado II de Hunt y Hess: dolor de cabeza de moderado a intenso, rigidez del cuello, sin déficits neurológicos excepto trastornos de los nervios craneales debido a la presión directa de la sangre filtrada sobre los nervios craneales, sin cambios en la conciencia, puntuación GCS 13-14
- Grado IV de Hunt y Hess: alteración grave de la conciencia/sueño profundo (sopor), hemiparesia incompleta de moderada a grave, alteraciones autonómicas (como alteraciones de la respiración o de la regulación de la temperatura), puntuación GCS de 7 a 12.
- Grado V de Hunt y Hess: coma profundo, ausencia de reacción luminosa de las pupilas, evidencia en el examen neurológico de atrapamiento cerebral debido a una presión excesiva en el cráneo, puntuación GCS 3-6
¿Cómo se trata una hemorragia subaracnoidea?
Cirugía para eliminar el aneurisma.
Si la rotura de un aneurisma es la causa de la hemorragia subaracnoidea, se separa del torrente sanguíneo lo más rápido posible. Esto se puede hacer de dos maneras: quirúrgicamente por un neurocirujano (clipaje) o a través de los vasos sanguíneos por un neurorradiólogo experimentado (espiral endovascular).
Si hay vasoespasmo o el paciente se encuentra en malas condiciones neurológicas, los médicos tienden a esperar antes de operar; de lo contrario, existe el riesgo de que el procedimiento exacerbe el vasoespasmo.
Se recomienda el uso de espirales cuando no es posible realizar una cirugía de bajo riesgo. Sin embargo, el aneurisma no se puede eliminar con tanta eficacia enrollando como clipando. Por este motivo, todos los pacientes sometidos a coiling deben ser controlados al cabo de unos meses mediante angiografía (obtención de imágenes de los vasos con ayuda de un medio de contraste radiológico).
Espasmos vasculares (vasoespasmos)
“Cabeza de agua” (hidrocefalia)
Otra posible complicación de la hemorragia subaracnoidea es la "hidrocefalia", una dilatación de los ventrículos cerebrales causada por la acumulación de líquido cefalorraquídeo. En algunos casos, la hidrocefalia retrocede espontáneamente. Sin embargo, en la mayoría de los casos, el líquido cefalorraquídeo acumulado debe drenar al exterior mediante un tubo durante unos días.
¿Cómo se puede prevenir la hemorragia subaracnoidea?
La causa más común de hemorragia subaracnoidea (un aneurisma) no se puede prevenir en general. Sin embargo, se pueden evitar ciertos factores de riesgo del SAB. Estas incluyen todas las medidas que contribuyen a una presión arterial saludable, como por ejemplo:
- No fumar
- Tratar y controlar la presión arterial alta
- Evitar la obesidad
- Consumo moderado de alcohol.
- No use drogas