Reacción de rechazo

Introducción

Si nuestro cuerpo es propio sistema inmunológico reconoce las células extrañas, activa varios mecanismos para proteger contra los invasores en su mayoría no deseados. Tal reacción es intencional si patógenos como bacterias fotosintéticas, virus u hongos están involucrados. Sin embargo, no se desea una reacción de rechazo en el caso de transplante de organo.

En el peor de los casos, las células extrañas se destruyen y el órgano trasplantado pierde su función. Sin embargo, el rechazo se puede prevenir. Para hacer esto, la reacción natural del propio sistema de defensa del cuerpo se suprime con la ayuda de medicamentos, esto se llama inmunosupresión.

Los medicamentos correspondientes se llaman fármacos inmunosupresores. Se distingue entre reacciones de rechazo hiperagudas, agudas y crónicas. Una reacción hiperaguda se produce entre unos minutos y unas horas después de la operación.

La reacción de rechazo agudo se refiere a la reacción inmune en los primeros días y semanas después de la trasplantar. Gracias a los chequeos periódicos, esto suele tratarse bien. La reacción crónica, por otro lado, ocurre más lentamente y solo conduce a un daño permanente al órgano en el curso de la operación. La reacción aguda suele ir acompañada de síntomas típicos, mientras que el rechazo crónico puede permanecer clínicamente sin complicaciones durante mucho tiempo.

Diagnóstico

Para diagnosticar una posible reacción de rechazo a tiempo, es importante que determinados valores se controlen periódicamente a intervalos breves. Éstos incluyen sangre presión, temperatura, peso corporal, cantidad de líquido suministrado y cantidad de orina excretada. Además, debe comprobarse la farmacoterapia.

De esta forma se intenta reconocer a tiempo las posibles reacciones inmunitarias o prevenirlas. Si se sospecha una reacción de rechazo, se realizan exámenes adicionales. Además de examen físico, se examinan los parámetros de laboratorio y la orina con stix de orina, sedimento de orina y urocultivo.

Además, se utilizan métodos de examen basados ​​en aparatos. Estos incluyen un ultrasonido del órgano trasplantado y, si es necesario, una Rayos X o tomografía por resonancia magnética. Además, un biopsia, una extracción de tejido con aguja, a menudo se realiza para asegurar histológicamente la reacción de rechazo.

Terapia

El rechazo agudo se trata con fármacos inmunosupresores y puede tratarse bien si se detecta a tiempo. Como regla general, dosis altas cortisona se administra durante un período de tres días. Además, la inmunosupresión ya existente se incrementa y se complementa individualmente con otro fármaco para suprimir la defensa inmunitaria.

Si la reacción de rechazo demuestra ser resistente a cortisona, Especial anticuerpos contra las células T. Esta forma de terapia no debe mantenerse por más de 3 a 10 días. La dosis adecuada juega un papel importante en una reacción de rechazo crónico.

Por un lado, el fármaco inmunosupresor debe dosificarse a un nivel tan alto que no se destruyan las células del órgano trasplantado; por otro lado, el propio sistema de defensa del cuerpo no debe suprimirse por completo. Un simple resfriado podría tener consecuencias de gran alcance si el sistema inmunológico no está funcionando. Inmediatamente después del procedimiento, es necesaria una dosis más alta para prevenir la reacción de rechazo subaguda y aguda.

Durante este tiempo el sistema inmunológico está particularmente debilitado y susceptible a la infección con bacterias fotosintéticas, virus u hongos. Aquí deben observarse estrictas medidas de higiene. En general, la terapia inmunosupresora debe durar toda la vida.