La vacuna contra la tuberculosis
En la vacunación contra la tuberculosis se utiliza una cepa atenuada del patógeno (micobacterias). Se trata por tanto de una vacuna viva.
Aplicación de la vacuna contra la tuberculosis.
La vacuna BCG se inyecta únicamente en la piel (inyección intracutánea). Los recién nacidos y los bebés de hasta seis semanas de edad pueden vacunarse sin problemas.
La prueba de la tuberculina de Mendel-Mantoux vuelve a mostrar si la vacunación contra la tuberculosis se ha realizado con éxito. La prueba debería ser positiva como muy pronto tres semanas después de la vacunación. Luego se produce un claro endurecimiento y enrojecimiento de la piel en el lugar de la inyección. La prueba de la tuberculina es positiva incluso años después de haber recibido la vacuna contra la tuberculosis. Por lo tanto, siempre se debe informar al médico sobre las vacunas realizadas. Si, por el contrario, la prueba es negativa, se administra una vacuna de refuerzo.
Desafortunadamente, la vacuna BCG no siempre previene la tuberculosis. No protege contra infecciones ni contra una mayor propagación de patógenos. El curso de la infección también se ve ligeramente afectado en los adultos que han recibido la vacuna.
Efectos secundarios de la vacuna contra la tuberculosis.
Debido a que esta vacuna utiliza agentes tuberculosos que aún están vivos (aunque atenuados), puede causar síntomas similares a los de la tuberculosis. Los efectos secundarios más comunes de la vacuna contra la tuberculosis son enrojecimiento extenso (eritema), induración, daño tisular y cicatrización. El daño tisular ocurre principalmente cuando la vacuna se inyecta por vía subcutánea en lugar de en la piel.
En casos raros, se produce una inflamación alérgica de los ojos. Rara vez se producen complicaciones muy graves como inflamación de la médula ósea o meningitis como consecuencia de la vacunación.
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Estado actual de la vacunación antituberculosa.
La vacuna BCG se introdujo en Alemania después de la Segunda Guerra Mundial. Una de las razones del retraso en su aplicación fue el desastre de la vacunación en Lübeck en 1930. En aquel momento, 77 de 256 niños vacunados murieron; debido a un procesamiento defectuoso de la vacuna, los niños contrajeron tuberculosis.
Nueva investigación de vacunas
Desde hace varios años, científicos de todo el mundo llevan a cabo investigaciones para controlar con éxito las infecciones por tuberculosis con nuevas vacunas. Por ejemplo, están intentando aumentar la eficacia de la actual vacuna BCG con otra vacuna.