Breve descripción
- Los síntomas típicos de la esofagitis son dificultad para tragar y sensación de ardor detrás del esternón. Las personas afectadas tienen poco apetito y pueden perder peso. A veces, por el contrario, no hay síntomas claramente identificables.
- Causas: El reflujo ácido del estómago, las infecciones, los medicamentos o el propio sistema inmunológico irritan e inflaman las mucosas.
- Tratamiento: La terapia depende de la causa. A veces son suficientes ajustes en el estilo de vida, en otros casos es necesaria medicación o cirugía.
- Examen: En cualquier caso es aconsejable la aclaración por parte de un médico. Mira el esófago con la ayuda de un endoscopio (esofagoscopia). Si es necesario, se toman muestras de tejido e hisopos.
- Remedios caseros: los ajustes en el estilo de vida son útiles. Estos incluyen abstenerse de sustancias irritantes y un cambio en la dieta.
¿Qué es la esofagitis?
La esofagitis se refiere a la inflamación de la membrana mucosa que recubre el interior del esófago (esófago). Los profesionales médicos se refieren a ella como esofagitis. La inflamación en sí es causada por células del sistema inmunológico.
Muy a menudo, el esófago se inflama por el reflujo del ácido del estómago, lo que se denomina esofagitis por reflujo. Sin embargo, también pueden ser responsables las infecciones, la dieta o los trastornos del sistema inmunológico.
¿Cuáles son los síntomas de la esofagitis?
Un esófago inflamado puede causar varios síntomas, pero a veces también puede estar asintomático. Los síntomas típicos de la esofagitis son:
- Dificultad para tragar (disfagia): Las personas afectadas tienen dificultades para tragar, en ocasiones también presentan dolor (odinofagia). Si es doloroso o no depende de la causa.
- Nudo en la garganta: Los trozos de comida se atascan más fácilmente debido a la función alterada del esófago y se pueden sentir en la garganta. A menudo, la propia inflamación provoca la sensación de bulto.
- Pérdida de apetito: En ocasiones debido a la dificultad para tragar o al dolor, las ganas de comer disminuyen.
- Dolor: También puede producirse una sensación de ardor o dolor detrás del esternón. Dependiendo de la causa, aparecen al acostarse después de comer o al tragar.
El dolor detrás del esternón y las náuseas también pueden indicar un ataque cardíaco. Otras señales de alerta son sudoración, dificultad para respirar o problemas circulatorios. Que un médico (médico de urgencias) aclare las quejas inmediatamente.
Debido a la pérdida de apetito, los afectados pierden peso (adelgazamiento), especialmente en casos crónicos. Si hay una infección subyacente, los patógenos pueden ingresar a la sangre y causar sepsis (“intoxicación de la sangre”).
¿Qué remedios caseros ayudan?
¿Té de manzanilla, pan o bicarbonato de sodio? La mayoría de los remedios caseros conocidos para la esofagitis son útiles especialmente en caso de reflujo. Su objetivo es neutralizar el ácido del estómago o eliminarlo del esófago. Puede leer más sobre esto en nuestros artículos “Enfermedad por reflujo” y “Acidez de estómago”.
Si otra causa irrita e inflama el esófago, estos remedios caseros pueden resultar ineficaces o incluso contraproducentes.
Además, los siguientes consejos para la vida diaria pueden proteger el esófago:
Agua y té de manzanilla contra la inflamación del esófago.
El té de manzanilla también tiene suaves propiedades antibacterianas. Es importante no consumir té y otras bebidas demasiado calientes, ya que irritan las mucosas. Masticar aumenta la producción de saliva. Por lo tanto, es aconsejable masticar mucho y conscientemente al comer (“¡Lo bien masticado se digiere a medias!”). Masticar chicle después de las comidas también ayuda: estimula la producción de saliva durante mucho tiempo.
Evite el café, el alcohol y los cigarrillos.
También es importante reducir los estímulos externos a la mucosa esofágica. El café y el alcohol irritan las mucosas. Por lo tanto, beba la menor cantidad de café posible y evite el alcohol si tiene esofagitis. Los zumos de frutas ácidos también atacan las membranas mucosas y es mejor no beberlos.
Qué medidas generales todavía ayudan y pueden prevenir las molestias de la esofagitis en determinados casos, puedes leerlas en nuestro artículo “Acidez de estómago”.
Los remedios caseros tienen sus límites. Si tus síntomas persisten durante un largo periodo de tiempo, no mejoran o incluso empeoran, siempre debes consultar a un médico.
¿Cómo se trata la esofagitis?
- Enfermedad por reflujo: normalmente todo lo que se necesita es hacer ajustes en el estilo de vida. Además, los médicos suelen recetar inhibidores de la bomba de protones (IBP), que inhiben la producción de ácido en el estómago. Puedes leer todo lo demás en nuestro artículo “Enfermedad por reflujo”.
- Infección causada por hongos de levadura Candida (esofagitis por candidiasis): los medicamentos antimicóticos (antifúngicos) como el fluconazol ayudan a combatir la infección por hongos. Los médicos también buscan la causa de la enfermedad, ya que las infecciones por Candida de esta forma rara vez ocurren en personas sanas. Puede leer más sobre esto en el artículo "Soorösophagitis".
- Infección viral causada por herpes o citomegalovirus: el médico prescribe antivirales para tratar la esofagitis viral. Ralentizan la multiplicación del virus en el cuerpo. Por ejemplo, usa ganciclovir para tratar la esofagitis por CMV y aciclovir para la esofagitis por herpes.
- Enfermedad de Crohn: en las enfermedades inflamatorias intestinales crónicas, como la enfermedad de Crohn, se utilizan fármacos que regulan negativamente el sistema inmunológico. En casos agudos se utilizan, por ejemplo, corticosteroides (“cortisona”). Puedes leer más sobre esto aquí.
- Quemaduras: en quemaduras graves, los segmentos necróticos (muertos) del esófago deben extirparse mediante cirugía. Los médicos suelen reemplazar el segmento faltante con un trozo de intestino. Alternativamente, levantan el estómago.
Causas y factores de riesgo de la esofagitis.
La esofagitis tiene muchas causas posibles. A grandes rasgos se pueden dividir en dos grupos: por un lado, el ácido del estómago o los medicamentos, por ejemplo, pueden dañar e inflamar directamente la mucosa. Por otro lado, los patógenos pueden infectar la mucosa. Suelen desempeñar un papel cuando el sistema inmunológico está gravemente debilitado.
La siguiente lista contiene las causas más importantes de esofagitis.
Enfermedad por reflujo: el ácido del estómago es la causa más común de esofagitis. El ácido y la enzima pepsina dañan directamente el revestimiento del esófago. Como resultado, se producen reacciones inflamatorias que pueden ser agudas o crónicas. Todo sobre la enfermedad por reflujo se puede encontrar aquí.
Medicamentos: algunos medicamentos interfieren con el movimiento esofágico, favoreciendo el reflujo del ácido del estómago y otros dañan directamente la mucosa. Estos incluyen tetraciclinas, bifosfonatos, clometiazol y medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINE, conocidos como analgésicos). Un consejo: ¡tome siempre los comprimidos con abundante agua!
Esofagitis eosinofílica: en esta enfermedad, los pacientes reaccionan a ciertas sustancias de manera similar a una alergia. Como resultado, la mucosa esofágica se inflama. Los pacientes más afectados son los alérgicos conocidos (fiebre del heno, etc.) y los asmáticos. Lea más sobre la esofagitis eosinofílica aquí.
Infeccioso: los hongos levaduras (Candida) y los virus (especialmente el herpes simple y el citomegalovirus) son los patógenos más comunes que afectan el esófago. Sin embargo, las bacterias (p. ej., estreptococos viridans, estafilococos) o parásitos (p. ej., criptosporidios) también pueden desencadenar esofagitis. Afecta principalmente a personas inmunodeprimidas, por ejemplo debido a fármacos inmunosupresores (inmunosupresores, quimioterapias), cáncer o SIDA. La esofagitis puede ocurrir en el contexto de sífilis o tuberculosis.
Quemaduras químicas: los ácidos y álcalis causan grandes daños al esófago si se ingieren. Los álcalis presentes en la lejía o en los desinfectantes de superficies, por ejemplo, son especialmente peligrosos. Licuan el tejido circundante y pueden provocar la rotura de la pared esofágica. Las baterías ingeridas también provocan quemaduras químicas.
Las quemaduras de esófago son una emergencia y deben tratarse de inmediato en el hospital. Avise inmediatamente a los servicios médicos de emergencia si sospecha de una quemadura.
¿Cuánto dura la esofagitis?
Varios factores influyen en el pronóstico de la esofagitis. La causa, la duración y la gravedad de la inflamación son decisivas. Cuanto antes se aborde la causa, antes podrá comenzar a regenerarse el esófago. Dependiendo de la gravedad del daño sufrido hasta el momento, este proceso de reparación lleva más o menos tiempo.
¿Cómo se diagnostica la esofagitis?
El primer punto de contacto en caso de quejas de esofagitis es el médico de cabecera. Él o ella interroga y examina al paciente. Si es necesario, derivará al paciente a un especialista en enfermedades del tracto digestivo, el gastroenterólogo.
La herramienta de diagnóstico más importante es la esofagoscopia. Durante este procedimiento, el examinador inserta un tubo móvil con una cámara en el esófago. Esto le permite ver la membrana mucosa y posibles cambios que a menudo ya indican una determinada forma de esofagitis.
Las vetas rojizas y el daño de las mucosas indican inflamación. A veces la mucosa también sangra con facilidad. Si el examinador ve capas blancas en la mucosa, probablemente haya una infección por el hongo Candida de levadura blanca.