Breve descripción
- Diagnóstico: Cuestionario de prueba psicológica, exclusión de posibles enfermedades desfigurantes reales.
- Síntomas: preocupación mental constante por la deficiencia física percibida, cambios de comportamiento, angustia psicológica.
- Causas y factores de riesgo: Factores psicosociales y biológicos, experiencias infantiles, los factores de riesgo son abuso, negligencia, acoso escolar; Se supone que hay una alteración de la química cerebral (metabolismo de la serotonina).
- Tratamiento: Terapia cognitivo-conductual, tratamiento farmacológico con antidepresivos (inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina ISRS, )
- Pronóstico: si no se trata, el trastorno dismórfico corporal a menudo se desarrolla de forma crónica hasta el punto de delirio; alto riesgo de suicidio; Las terapias muestran buenos resultados.
¿Qué es la dismorfofobia?
Las personas con dismorfofobia, también conocida como trastorno dismórfico corporal, piensan constantemente en su apariencia. Los afectados se sienten desfigurados, aunque no existe ninguna razón objetiva para ello. Incluso si una parte del cuerpo no corresponde al ideal de belleza habitual, los afectados lo perciben mucho peor de lo que realmente es.
La dismorfofobia tiene consecuencias de gran alcance para la vida social y profesional. Los afectados se alejan de amigos y familiares porque se avergüenzan de su apariencia. Descuidan su trabajo. Más de la mitad de los afectados tienen pensamientos suicidas. Por tanto, la dismorfofobia también aumenta el riesgo de suicidio.
El trastorno dismórfico corporal (TDC) está incluido en el Manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales (DSM-5) de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría como un trastorno obsesivo-compulsivo. Esto se debe a que las personas con dismorfofobia exhiben comportamientos similares a las personas con trastorno obsesivo-compulsivo.
En la “Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas de Salud Relacionados” (CIE-10) de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la dismorfofobia no delirante se clasifica como un “trastorno somatomorfo” como una variante de la hipocondría. Si se le añaden pensamientos y comportamientos delirantes, se clasifica como un “trastorno delirante”.
¿Cuántas personas se ven afectadas por la dismorfofobia?
Dismorfia muscular, trastorno dismórfico muscular
Una variante especial de la dismorfofobia es la dismorfia muscular o “trastorno dismórfico muscular”, que afecta principalmente a los hombres. Perciben que su cuerpo no es lo suficientemente musculoso o lo sienten demasiado pequeño. Incluso si su cuerpo ya se parece al de un atleta profesional, todavía no les gusta. Por tanto, algunos empiezan a entrenar en exceso. La adicción a los músculos también se conoce como complejo de Adonis o anorexia inversa (anorexia inversa).
Al igual que una persona anoréxica, los hombres tienen una percepción distorsionada de su cuerpo. Sin embargo, en lugar de evitar las calorías, se centran en comer alimentos ricos en proteínas. Algunos, desesperados, recurren a los esteroides anabólicos para desarrollar masa muscular lo más rápido posible.
No está claro cuántas personas se ven afectadas por la dismorfia muscular. Entre los culturistas, se estima que ronda el diez por ciento. Los expertos suponen que el número de afectados seguirá aumentando. La razón de esto es que ahora los hombres también están bajo presión para ajustarse a un ideal de belleza.
¿Cómo se puede probar o diagnosticar la dismorfofobia?
En Internet existen una serie de autotests que permiten una valoración inicial de la dismorfofobia. Sin embargo, una prueba de dismorfofobia autoadministrada no reemplaza un diagnóstico realizado por un psiquiatra o psicólogo. Las preguntas de dicha prueba son similares a las que formula el practicante (ver más abajo) y se ponderan mediante un sistema de puntos.
Para diagnosticar la dismorfofobia, el psiquiatra o psicoterapeuta realiza una entrevista detallada del historial médico. Mediante preguntas basadas en criterios de diagnóstico, los expertos intentan obtener una imagen completa de los síntomas. Los terapeutas suelen utilizar como guía cuestionarios psicológicos especiales.
El psiquiatra o psicólogo puede realizar las siguientes preguntas para diagnosticar la dismorfofobia:
- ¿Te sientes desfigurado por tu apariencia?
- ¿Cuánto tiempo al día dedicas a lidiar con defectos externos?
- ¿Pasas mucho tiempo cada día mirándote al espejo?
- ¿Evitas el contacto con otras personas porque te avergüenzas de tu apariencia?
- ¿Se siente agobiado por pensamientos sobre su apariencia?
Después de la consulta, el terapeuta discutirá con usted las opciones de tratamiento y los próximos pasos.
Al hacer un diagnóstico, el terapeuta normalmente también descarta la posibilidad de que realmente exista una enfermedad desfigurante.
Síntomas
Otros evitan mirarse en el espejo y ya no se atreven a salir en público. Como regla general, las personas con dismorfofobia intentan ocultar sus defectos de belleza imaginados. Algunos se someten regularmente a cirugía estética o intentan cambiar su apariencia ellos mismos. Pero nada de esto resuelve el problema: siguen sintiéndose avergonzados de su apariencia. La dismorfofobia suele ir acompañada de síntomas depresivos como depresión y desesperanza.
Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), los siguientes síntomas deben aplicarse para un diagnóstico de dismorfofobia:
- Los afectados se preocupan excesivamente por supuestos defectos de belleza que los demás no reconocen o son sólo menores.
- El supuesto defecto de belleza impulsa repetidamente a los afectados a determinados comportamientos o acciones mentales. Comprueban constantemente su apariencia en el espejo, se acicalan excesivamente, piden a los demás que confirmen que no son feos (comportamiento tranquilizador) o se comparan con otras personas.
- Los afectados sufren una preocupación excesiva por su apariencia externa, que les afecta en el ámbito social, profesional o en otros ámbitos importantes de la vida.
En algunos casos, la dismorfofobia ocurre en combinación con delirios. De este modo, la persona afectada está completamente segura de que la percepción que tiene de su propio cuerpo se corresponde con la realidad. Otros enfermos, en cambio, son conscientes de que su percepción de sí mismos no se corresponde con la realidad.
Causas y factores de riesgo
Los expertos creen que la dismorfofobia es causada por una combinación de factores biológicos y psicosociales. Los valores que se transmiten en la sociedad también tienen una influencia importante. La belleza es muy valorada. Los medios de comunicación refuerzan la importancia de la apariencia al transmitir la impresión de que la belleza hace feliz a la gente.
Los médicos se refieren al trastorno dismórfico corporal como un “trastorno de la representación corporal intrapsíquica”; la imagen corporal percibida no coincide con la imagen corporal objetiva.
Factores psicosociales
Hay indicios de que las experiencias de la infancia desempeñan un papel decisivo. Las experiencias de abuso y abandono en la infancia son factores de riesgo para el desarrollo de dismorfofobia. Los niños que crecen sobreprotegidos y cuyos padres evitan los conflictos también corren riesgo.
Las burlas y el acoso, que dañan gravemente la autoestima, en algunos casos contribuyen a que los afectados cuestionen cada vez más su apariencia. Las personas que tienen baja autoestima y tienden a ser tímidas y ansiosas son particularmente susceptibles.
Factores biológicos
Los expertos creen que los factores biológicos también influyen en el desarrollo de la enfermedad. Sospechan una alteración en el equilibrio del neurotransmisor serotonina. Esta suposición se ve respaldada por el hecho de que el tratamiento con inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS, un fármaco psicotrópico del grupo de los antidepresivos) a menudo ayuda en la dismorfofobia.
factores de mantenimiento
Ciertos pensamientos y comportamientos perpetúan los síntomas de la dismorfofobia. Los afectados suelen tener un estándar perfeccionista e inalcanzable en su apariencia. Prestan mucha atención a su apariencia y, por tanto, son más conscientes de los cambios o desviaciones de su ideal. Su apariencia siempre les parece poco atractiva en comparación con el ideal deseado.
El aislamiento social y mirarse constantemente al espejo refuerzan la sensación de ser feo. Este comportamiento de seguridad refuerza la convicción de la persona de que existe una buena razón para no mostrarse en público.
Tratamiento
Para un tratamiento exitoso, los expertos recomiendan terapia cognitivo-conductual y medicación. La terapia se realiza de forma ambulatoria o hospitalaria.
Terapia cognitiva conductual
La terapia cognitivo-conductual se centra en pensamientos distorsionados y comportamientos de seguridad. Al comienzo de la terapia, el terapeuta primero explica en detalle al paciente las causas, los síntomas y el tratamiento de la dismorfofobia. Cuanto más familiarizados estén los afectados con el trastorno, más fácil les resultará reconocer los síntomas en sí mismos.
Una parte importante de la terapia también es identificar las posibles causas del trastorno. Cuando las causas salen a la superficie, muchos pacientes se dan cuenta de que la preocupación por su apariencia es sólo la expresión de un problema más profundo.
En la terapia, los afectados aprenden a reconocer y cambiar los pensamientos estresantes. Las exigencias perfeccionistas se contrarrestan con exigencias realistas y alcanzables. Además de los pensamientos, en el tratamiento juegan un papel importante comportamientos específicos. Muchas personas ya no se atreven a salir en público porque tienen miedo de ser juzgadas por los demás.
Cuando se enfrentan a sus miedos, los afectados experimentan que sus miedos no son ciertos. La experiencia de que otras personas no se dan cuenta de sus defectos cambia sus pensamientos. Con repetidos enfrentamientos con la situación temida, la incertidumbre retrocede y los temores disminuyen.
Durante el tratamiento hospitalario, se prepara a los pacientes para posibles recaídas antes de ser dados de alta. Esto se debe a que muchos enfermos vuelven a caer en viejos patrones de comportamiento en su entorno familiar. En última instancia, el objetivo de la terapia es que los pacientes utilicen las técnicas que han aprendido sin ayuda externa.
Tratamiento de drogas
Varios antidepresivos han demostrado ser eficaces como medicamentos para el tratamiento de la dismorfofobia. Por lo tanto, en combinación con el tratamiento psicoterapéutico, los médicos suelen administrar además inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS).
Aumentan el nivel del neurotransmisor serotonina en el cerebro que mejora el estado de ánimo y, a menudo, contribuyen a mejorar los síntomas. Los ISRS no son adictivos, pero a veces provocan náuseas, inquietud y disfunción sexual como efecto adverso.
Curso de la enfermedad y pronóstico.
El riesgo de un intento de suicidio aumenta con la duración y la gravedad de la dismorfofobia. Por lo tanto, la detección y el tratamiento tempranos de la dismorfofobia aumentan las posibilidades de que la terapia tenga éxito.